Ante la actual pandemia de COVID-19 se hace necesario el uso de cubrebocas en las personas que tengan alguna enfermedad respiratoria y en aquellas que se dedican a atender y cuidar a los enfermos.
Entre la gran variedad de mascarillas y cubrebocas disponibles en el mercado, las llamadas N95, desarrolladas por compañías como Honeywell, son consideradas las más efectivas. Estos cubrebocas son capaces de impedir el paso de partículas nocivas desde 0.3 micrones, es decir, partículas millones de veces más pequeñas que un ácaro de polvo, con un 95% de efectividad.
Estas mascarillas son utilizadas principalmente en industria, construcción y agricultura por su alto nivel de protección, por lo que pueden proteger al personal sanitario para enfrentar la COVID-19.
Así es como funcionan estos cubrebocas:
Las mascarillas N95 cumplen con las regulaciones del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) y con la norma NIOSH 42 CFR 84 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
La efectividad de las mascarillas también depende de la correcta colocación. Debe sujetarse firme pero cómodamente al rostro de las personas. La manera recomendada para colocarla es la siguiente:
Las mascarillas sólo son eficaces si se combinan con el lavado frecuente de manos con una solución hidroalcohólica o con agua y jabón, de acuerdo con los especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El uso de mascarillas puede ser de utilidad para personas que trabajan en servicios de emergencia o si atienden a otra persona con síntomas de la enfermedad. Del mismo modo, la OMS recomienda utilizar mascarilla a las personas que presentan tos o estornudos, para evitar el contagio.