Una de las sensaciones más placenteras al llegar a casa después de un largo día es el momento en el que te quitas los zapatos, sobre todo si usas tacones, para ponerte tus adoradas y cómodas chanclas.
Si continúas en confinamiento tras la cuarentena y pasas la mayor parte del tiempo en casa, es muy probable que hayas convertido tu par de chanclas favorito en tu calzado de uso diario; sin embargo, de acuerdo con expertos en podología, esto no es algo recomendable y las siguientes son las razones por las que deberías volver a usarlas sólo al levantarte o para descansar al final del día, aunque no salgas de casa.
Por muy cómodas que sean, las chanclas no tienen soporte para el arco del pie, lo que significa que tus pies comenzarán a voltearse hacia el centro, en vez de quedarse derechos. Esto aumenta el riesgo de que te esguinces el tobillo, ya que al caminar éste se tuerce hacia adentro o hacia afuera.
Aunque tengas mucho cuidado y no tuerzas tus pies, esa falta de apoyo para el arco podría lastimarlos. Sin el soporte correcto, el tejido en el arco de tu pie empezará a tirar. Eso ocasionará inflamación y dolor en el arco y la planta, lo que se conoce como fascitis plantar, la que ocasiona dolor al apoyar el pie y dificulta algo tan básico como caminar. Para reducir la inflamación, puede que necesites usar medicamentos antinflamatorios como ibuprofeno, terapia física, ejercicio o inyecciones de cortisona.
Si la fascitis plantar ocurre varias veces o permanece por un tiempo prolongado, la respuesta de tu cuerpo será producir hueso nuevo para tratar de sanar el desgarro en los tejidos. Con más hueso del que tu pie debe tener, surge un aumento llamado espolón calcáneo, que crece en el talón como una pequeña punta que provoca un intenso dolor al caminar o estar de pie. En muchos casos se requiere de cirugía para retirarlo, así que lo mejor es prevenirlo.
Las chanclas son inestables, así que probablemente necesites doblar tus dedos, lo cual ocurre de forma inconsciente e involuntaria, para sostener la chancla y evitar que se salga de tu pie al caminar. SI las usas un rato cada día, no hay mayor problema, pero si las traes todo el tiempo, puede que tus dedos se acostumbren a estar en esa posición y no se enderecen una vez que vuelvas a usar los zapatos.
El problema anterior de los dedos que se enchuecan hará que, al ponerte zapatos de nuevo, partes de tus dedos rocen con la superficie interna del calzado. Esa fricción constante podría causarte callos.
Así que si quieres terminar el periodo de confinamiento con unos pies saludables y bonitos, lo mejor es que le digas adiós al uso diario de las chanclas; ponte los zapatos que usas normalmente y deja la comodidad de tus chanclas consentidas sólo para consentir a tus pies por la noche.