Los tiempos difíciles son sin duda algo que te saca de tu rutina normal, no sabes qué hacer, cómo actuar ni qué decir. La realidad es que no puedes negar todo lo que pasa en el mundo, pero tampoco hay que caer en la paranoia. Siempre debes buscar un equilibrio sano para estar bien contigo mismo y tus seres queridos.
Todo cambio es normal, las cosas se agravan, mejoran, y así sucesivamente. Nada puede ser constante y “normal” todo el tiempo. Siempre se necesita una sacudida para darte cuenta de lo que realmente importa, lo que deberías agradecer y todo aquello que ya no te sirve.
En la actualidad nuestro mundo vive en incertidumbre, pero también resulta extraño ver cómo la ansiedad y el estrés de quedarse en casa aumentan. Es curioso que algo tan normal como permanecer en casa y pasar tiempo con tu familia o tus seres queridos, sea ahora una obligación y ya no se sabe qué actividades hacer para pasar el tiempo.
¿Y si en lugar de eso lo ves como una oportunidad para renacer? Sólo ponte a pensar: es el momento perfecto para hacer todo aquello que aplazas, para meditar en serio, para hacer yoga, para escribir, para pasar tiempo contigo mismo sin buscar las distracciones que únicamente te llenan los vacíos de manera efímera.
Además de todo esto, debes reconocer la solidaridad con la que gran parte del mundo se comporta (clases en línea, conciertos, meditaciones), pero también piensa que esto debería ser algo que se haga todos los días, no sólo en momentos de crisis.
Es el momento perfecto para reconectar con los demás, con las personas que le aportan algo bueno a tu vida, con tu comunidad, con tu familia, con tus hijos; tómate una pausa, un respiro de todos los distractores y vuelve a tu centro.
Vuelve a tu respiración. Cada vez que aprendas un nuevo dato sobre este virus, detente, respira profundo y calmado, y nota lo que pasa en tu cuerpo. Encuentra formas de conectar. El distanciamiento social es la respuesta compasiva al desafío que hay por delante, pero el aislamiento físico no significa desconexión. Escribe cartas a tus amigos, haz fiestas por videollamada, llama a tus vecinos, envía notas de amor a los hogares de ancianos y hospitales... hay muchas formas de conectar aun a la distancia.
La calma es encontrar tranquilidad en cualquier momento, no esperar a que la vida se calme.