A nivel mundial México es el cuarto productor de café (antes están Brasil, Colombia y Vietnam). De acuerdo con el INMECAFE hacia 1989 la producción de café se encontraba en 4 mil 300 localidades, distribuidas en 411 municipios y en 12 estados de la República.
Una gran parte de esta producción es realizada por población indígena y campesina. Un estudio basado en el Censo de Población y Vivienda de 1990 dice que de 351 municipios cafetaleros, 200 pertenecen a población indígena (incluso el 75% de los habitantes hablan una lengua distinta al español). Dentro del sector destacan 30 pueblos indígenas como zapotecos, mixtecos, totonacas, mixes, huastecos, mazatecos, huicholes, chatinos, zoques, tzeltales y tojolabales, entre otros.
Los tres estados más importantes para la producción de café en México son Oaxaca, Veracruz y Chiapas, donde los caficultores solían aplicar las mismas técnicas de cultivo de cacao al café hasta hace poco. Recientemente se han adoptado modelos de cultivo modernos, especializados y sin cubierta forestal pero que no destruyen la tierra como otras formas de producción industrializada.
En México la producción de café orgánico se inició hace más de 1 década y fue rápidamente aceptada en las comunidades indígenas. De hecho, actualmente México es el primer país productor de café orgánico certificado, cultivado por productores indígenas de comunidades de Veracruz, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Jalisco. El café orgánico de México es comprado preferencialmente por consumidores de Alemania, Holanda, Japón y Estados Unidos.
La producción del café, por nombrar un producto valioso de México, es un recordatorio de la importancia de cuidar la diversidad de flora y fauna del país. Los estudios demuestran que conforme mayor biodiversidad presenta un estado mejor es su producción de café, pues ahí se concentran importantes relictos de vegetación tropical que son sembrados y cuidados junto con las semillas del café.
Además, conocer a quienes se encuentran detrás de los productos que utilizamos y reconocer el trabajo de todas las personas involucradas en los asuntos que damos por sentado ayuda a realizar un consumo consciente que mejore la economía de nuestro país.