La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino de 2016 indica que 9.4% de los adultos a nivel nacional están diagnosticados con diabetes; de éstos, es ligeramente mayor el número en mujeres y en personas que viven en localidades urbanas.
Al estudiar la contaminación ambiental con partículas finas y ultrafinas, el grupo de investigación del Departamento de Toxicología del Cinvestav, encabezado por la doctora Andrea De Vizcaya Ruiz, encontró una relación entre la inhalación de partículas contenidas en el aire y afecciones pulmonares y también cardiacas; el estudio realizado establece que la exposición a estos contaminantes del aire afecta al organismo más allá de la vía principal de entrada.
En el interior del organismo, las partículas finas ambientales (de menos de 2.5 micras) aumentan los procesos de estrés oxidante y de inflamación en tejidos, los cuales se relacionan con el desarrollo de algunas enfermedades; las citocinas inflamatorias que son liberadas por las células afectadas por estos contaminantes llegan al torrente sanguíneo y pueden llegar a otros órganos.
Tal es el caso de la interleucina 6 (IL-6), generalmente elevada en los tejidos pulmonares y en ocasiones también en circulación periférica en individuos expuestos a estos contaminantes, que junto con otros elementos inflamatorios se asocia a procesos como la resistencia a insulina, aunque todavía no se conocen completamente los mecanismos por los cuales la inflamación conduce a este proceso.
En la resistencia a la insulina, la célula no es capáz de unirse a la insulina por medio de sus receptores, o en ocasiones cuando logra unirse, otros procesos celulares detienen su efecto y con ello todas las funciones que lleva a cabo la insulina, es decir, no hay respuesta a esta hormona.
Comunmente se asocia con la glucosa y su regulación, pero la insulina tiene muchas más funciones, como la síntesis de proteínas y control del metabolismo de lípidos, entre otras. José Arturo Jiménez Chávez, miembro del equipo de investigación, explica que al no regularse de forma adecuada la vía de la insulina, se puede generar un aumento o acumulación de lípidos en las células y ello puede causar daños posteriores. El investigador añade:
Se sabe que las partículas contaminantes de menor tamaño logran pasar por las vías respiratorias altas, con la posibilidad de depositarse en diferentes regiones del pulmón y algunas llegan hasta los alveolos, donde pueden inducir efectos locales o pasar a vía sistémica; la pared alveolar es un tejido sumamente delgado que se encuentra muy cerca de los vasos sanguíneos.
Estas partículas contaminantes están compuestas por un núcleo de carbono, al cual se encuentran adheridos diferentes compuestos orgánicos e inorgánicos, como metales e iones, y algunos componentes biológicos que al interactuar con las células de la pared alveolar interfieren en diversos procesos celulares. Esto causa el aumento del estrés oxidante e inflamación. Depende de la concentración de estas partículas en su interior, pero las células pueden morir y, en consecuencia, generar daño en el tejido.
Si la exposición a estos contaminantes se observa de manera crónica (meses o años) en individuos que viven en un ambiente contaminado, los efectos antes mencionados se asocian con enfermedades pulmonares, pero también cardiacas y otras degenerativas. "Si a estos elementos se les agrega el riesgo genético hacia alguna enfermedad, sobrepeso u obesidad, entre otros factores, eso puede llevar al desarrollo de la diabetes", señala Jiménez.
Antes, al hablar de la exposición a contaminación con partículas sólo se pensaba en daño pulmonar y cardiaco, pero ahora se ha observado daño en diferentes órganos y su posible relación con diferentes enfermedades degenerativas (diabetes, síndrome metabólico, ateroesclerosis) que pueden ser muy costosas, pero sobre todo, afectar la calidad de vida.