En estas temporadas de bajas temperaturas es posible que sintamos varios malestares si no nos abrigamos lo suficiente con ropa adecuada e implementamos medidas de protección. Las enfermedades respiratorias están a la orden del día, más aún si nuestro sistema inmunológico se encuentra vulnerable. Dentro de toda la gama de problemas ocasionados por el invierno, uno de los más comunes es el “dolor de huesos”, pero, ¿en verdad son los huesos los que duelen, o de dónde proviene esta sensación común y molesta?
Científicos de la Universidad de Harvard en Estados Unidos han realizado varios estudios médicos en pacientes de todo tipo de condición (género, edad, antecedentes) que presentan malestares, sobre todo los relacionados al dolor en huesos y articulaciones en épocas de invierno, y lo que estas investigaciones han arrojado a lo largo de los años y luego de revisar más de 11 millones de historiales médicos es que el frío no influye directamente en la manifestación del dolor en extremidades.
Los mismos estudios revelan que existe un factor importante en el cual el paciente tiende a atribuir el dolor al frío cuando éste se presenta en temporada invernal, mientras que en épocas de calor y mucho sol el dolor suele atribuirse a otros factores y jamás se culpa al clima caluroso. Existe una costumbre heredada de otorgarle al frío la responsabilidad de lo que quizá esté siendo causado por otro tipo de factor en el cuerpo cuando el dolor aparece.
Otro tipo de investigaciones científicas ha confirmado que, en efecto, la humedad y la presión barométrica tienen influencia en la sensibilidad con la que el cuerpo percibe cierto tipo de dolores musculares y articulares, y esto reafirma la costumbre y las creencias sociales sobre el frío y sus perjuicios, adquiriendo una validez que no siempre se fundamenta en la ciencia y que gradualmente se aleja de ella.
En definitiva, esto no significa que el clima frío no deba ser considerado como un factor que contribuye a ciertos malestares, pues también se sabe que el sistema imunológico de las personas se vulnera y que ciertos virus pueden preservarse mejor en bajas temperaturas y llegar más lejos. Por eso, independientemente de la incansable lucha entre la ciencia y la costumbre social, lo mejor será prever cualquier tipo de problema teniendo los cuidados pertinentes en temporada invernal.