Lo ideal sería despertar con toda la energía después de una noche de descanso, pero la realidad es que, muchas veces, a pesar de que hayas dormido lo suficiente, amaneces con una sensación de cansancio y baja energía. Las siguientes son algunas de las principales razones por las que a veces despiertas con ganas de volver a dormir.
La inercia del sueño es el estado de transición entre el sueño y la vigilia, que se caracteriza por un rendimiento deficiente, una atención reducida y un deseo de volver a dormir. Es normal que algunas personas no se sientan bien cuando se despiertan durante las etapas más profundas del sueño, por lo que se sentirán como zombis durante unos 20 minutos, en la mayoría de los casos. Si la inercia del sueño se extiende más allá de este periodo es cuando surge esa sensación de cansancio y de querer volver a la cama. En estos casos, es recomendable que seas paciente contigo mismo y trates de comenzar tu día con aquellas tareas que son menos exigentes mentalmente.
Tu cronotipo de sueño depende de tu ritmo circadiano y es lo que define el momento del día en el que te sientes con más energía y aquel en el que te sientes cansado y con sueño. Estos cronotipos son la razón por la cual algunas personas son madrugadoras y rinden mejor en las primeras horas de la mañana, mientras que otras son noctámbulas y su energía se eleva durante la tarde y la noche.
Si te despiertas regularmente a una hora que está fuera de tu cronotipo, por ejemplo, si naturalmente quieres despertarte a las 11 a. m. pero debes estar en tu trabajo a las 8 a. m., naturalmente te sentirás somnoliento por la mañana.
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Al cuerpo le gusta la rutina, por lo que lo ideal es acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, ya que esto puede hacer maravillas para mejorar la calidad del sueño y los niveles de energía.
Si te quedas despierto hasta tarde la mayoría de los días, te levantas temprano para ir a trabajar y los fines de semana te levantas más tarde de lo habitual, puedes padecer de un desfase horario social. En estos casos, los tiempos inconsistentes de sueño y vigilia confunden el ritmo circadiano y pueden provocar somnolencia al despertar, incluso si dormiste el tiempo suficiente la noche anterior.
Aunque duermas el tiempo suficiente, la realidad es que pasar ocho o nueve horas durmiendo, eso no significa que hayas descansado realmente todo ese tiempo; por esta razón, además del tiempo de sueño, la calidad del mismo es un factor muy importante para que despiertes con energía.
La mayor parte del descanso y recuperación ocurre en las etapas más profundas del sueño, en las que se suele entrar entre 60 y 90 minutos después de quedarse dormido. Si existen factores que entorpezcan tu descanso, como un ambiente ruidoso, una cama incómoda o luces brillantes, eso te hace salir continuamente de las etapas de sueño profundo y de restauración, por lo que es posible que despiertes a lo largo de la noche o que la mayor parte de tu sueño sea ligero, y eso hace que te sientas cansado al despertar.
Por ello, es importante que hagas de tu recámara un espacio adecuado para el descanso y que ajustes los elementos que estén bajo tu control para poder tener un sueño de calidad, que sea realmente reparador.
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Los extremos no suelen ser positivos y así como afecta dormir poco, también lo hace dormir de más. Por ello, despertar cansado también puede ser una señal de que dormiste muy poco o demasiado la noche anterior.
Aunque cada persona necesita una cantidad diferente de tiempo de descanso para sentirse lo mejor posible al día siguiente, entre siete y nueve horas de sueño es un rango saludable para la mayoría de los adultos, así que procura descansar durante un periodo en torno a este periodo.
Si bien no hay un solo consejo que ayude a despertar sintiéndose energizado todos los días, los siguientes hábitos saludables te pueden ayudar a minimizar la inercia del sueño y la somnolencia matutina:
1. Mantén horarios regulares para dormir y despertar. Cuando el cuerpo tiene una rutina y un ritmo constante, es más fácil despertar con energía por la mañana. Una vez que encuentres tu hora ideal para dormir y despertar, procura mantener la rutina todos los días, incluso los fines de semana, para reducir la probabilidad de amanecer con cansancio. Si algunos días quieres dormir hasta tarde, trata de despertar solo una hora después de lo que lo harías normalmente.
2. Evita posponer tu alarma del despertador. Esta práctica sólo te hará sentir más aturdido cuando finalmente te levantes de la cama, así que lo mejor es que te acostumbres a levantarte en cuanto la alarma suena; para reducir la tentación de posponer unos minutos la hora de levantarte, coloca tu teléfono o despertador lejos de la cama.
3. Practica una buena higiene del sueño. Procura mantener tu recámara tranquila, oscura y con una temperatura agradable para ti, lo cual te ayudará a conciliar un sueño profundo. Además, durante las dos horas previas al momento de ir a dormir, evita el uso de dispositivos electrónicos estimulantes, como teléfonos y computadoras portátiles, ya que la luz azul que emiten interfiere en el ritmo circadiano. Evita también las comidas pesadas, la cafeína y el alcohol antes de acostarte.