El clima invernal ocasiona que algunas partes del cuerpo se enfríen demasiado, en especial las manos y los pies.
El problema de las manos se puede solucionar con un par de guantes o al mantenerlas guardadas en los bolsillos de la ropa. Pero en el caso de los pies, en muchos casos ni siquiera las botas o los calcetines dobles ayudan a eliminar la sensación de congelamiento.
Para algunas personas, esta experiencia es más que un fenómeno estacional, pues aunque el ambiente no esté tan frío, sus pies siempre están helados. ¿A qué se debe esto? A continuación, algunas de las posibles causas.
1. Mala circulación. La buena circulación sanguínea es clave para regular la temperatura del cuerpo y cuando la sangre no circula adecuadamente, las extremidades se sienten frías. La mala circulación puede deberse a padecimientos como la anemia y las enfermedades cardiacas.
También puede estar relacionada con factores de tu estilo de vida, como la falta de actividad física. Entonces, si no padeces alguna condición médica, la solución está en darte un tiempo para hacer algo de ejercicio todos los días.
2. Ansiedad o altos niveles de estrés. La ansiedad y el estrés tienen consecuencias físicas como manos sudorosas, náuseas y sudores fríos, entre otros.
Además, un sistema nervioso afectado por el estrés y la ansiedad entra en modo de "lucha o huida", lo que significa que desviará recursos críticos (por ejemplo, sangre) hacia órganos vitales, lo cual deja en segundo plano el flujo de sangre hacia las extremidades, que terminan por enfriarse.
3. Problemas metabólicos. Una de las causas más olvidadas de los pies fríos es el hipotiroidismo, o tiroides poco activa. Ya que las hormonas tiroideas controlan el metabolismo y la temperatura corporal, no tener suficiente hormonas de este tipo puede provocar pies fríos.
Por otro lado, la diabetes es una causa potencial, ya que algunos pacientes con esta enfermedad desarrollan una neuropatía (daño a los nervios), que interrumpe las vías sensoriales en las manos y los pies, y los hace sentir fríos, dolorosos o con hormigueo.
4. Consumo de tabaco y alcohol. El cigarro y el alcohol afectan la manera en que el cuerpo regula la temperatura. La nicotina contrae los vasos sanguíneos, lo cual disminuye la circulación sanguínea, y el alcohol aumenta la pérdida de calor en todo el cuerpo.
5. El síndrome de Raynaud. Se trata de una afección que puede ocurrir por sí sola o junto con otros trastornos autoinmunes, como el lupus o la artritis reumatoide. Esta condición ocasiona que los dedos de manos y pies, las orejas y la punta de la nariz se sientan entumecidas y frías como respuesta a las temperaturas bajas o el estrés. Esto suele estar acompañado de cambios en el color de la piel en las áreas mencionadas.
Si tus pies siempre se sienten fríos y estás seguro de que no se debe a alguna situación médica, la solución es simple: abrígalos bien.
Algunas personas necesitan más capas de ropa que otras para mantenerse calientes. Usar calcetines gruesos y calientitos o elaborados con tela térmica puede ser la solución para ti.
Además, evita usar calcetines y prendas muy ajustadas, ya que restringen la circulación sanguínea.
También es muy importante que realices más actividad física: por lo menos 30 minutos de ejercicio, 5 días a la semana. Ejercitarte es una excelente estrategia para hacer que la sangre fluya de manera más eficiente, y esto ayudará a mantener tus pies a una temperatura adecuada.
Si sufres de pies fríos y eres fumador o un gran bebedor, considera dejar el cigarro y moderarte con la bebida para evitarlo. Una vez que tus dedos se hayan descongelado, te lo agradecerán.
Con información de Well and Good