Quizá no haya otra sensación tan reconfortante como la calidez y seguridad que brinda el abrazo amoroso y sincero de un ser querido. Dar y recibir abrazos puede mejorar enormemente tu estado de ánimo, pues te hace sentir amado, cuidado, seguro y especial.
Pero los beneficios de los abrazos no se encuentran sólo en el nivel emocional, pues la ciencia ha descubierto que los niños que reciben más abrazos tienen cerebros más desarrollados.
Los bebés empiezan a descubrir el mundo a través de sus sentidos. El primero en desarrollarse es el tacto. Así que es importante que, tras el parto, haya contacto piel a piel entre la madre y su hijo lo más pronto que sea posible, y que éste se mantenga durante la primera etapa de vida del pequeño.
El solo hecho de que la madre sostenga a su bebé en su primera hora de vida ayuda a normalizar su temperatura corporal, los latidos del corazón y el ritmo de su respiración. Simultáneamente, la madre libera más hormonas de relajación y se fortalece el lazo de unión entre ella y su hijo.
En diversas investigaciones se ha encontrado que el estímulo táctil en los bebés, ya sea al darles masajes, acariciarlos o abrazarlos, les ayuda a tener un mejor desarrollo, crecimiento y habilidades motoras.
En el caso de los bebés prematuros, acariciar y mover sus extremidades ayuda a que tengan un aumento de peso, mayor atención, más movilidad, mejor adaptación a estímulos repetidos y conciencia de sus cuerpos.
La oxitocina es una hormona y neurotransmisor que se produce en el hipotálamo y se libera por la glándula pituitaria. Sus niveles se incrementan durante la lactancia, el orgasmo y los abrazos.
La oxitocina fomenta el vínculo entre una madre y su bebé, genera sentimientos de confianza, cercanía en las relaciones y cuidado materno. Además, construye los caminos para los vasos sanguíneos en el cerebro embrionario y facilita la capacidad del bebé para producir oxitocina después de que su cerebro se desarrolle por completo.
La comprensión general de cómo la oxitocina afecta el comportamiento emocional y social es un poco compleja. Esencialmente, se basa en la forma en que conectas y te relacionas con los demás.
Si estás con determinadas personas y experimentas una interacción que desencadena niveles más altos de oxitocina, como una experiencia positiva, verás a esas personas como seguras, confiables y desarrollarás afecto hacia ellos.
Por el contrario, tu cerebro verá a otras personas diferentes como menos creíbles, no seguras, y te sentirás menos protegido. Este es un método mediante el cual estableces tu "tribu" de amigos y aprendes a identificar quién es tu familia.
Además, este neurotransmisor puede desempeñar un papel en tu memoria social. A través de la segregación de oxitocina, tu memoria considera un evento específico más favorablemente que uno en el que el cerebro no la liberó.
En este sentido, es importante comprender que la forma en que el cerebro percibe a quienes son amigos y familiares al mismo tiempo implica distinguirlos de los extraños y establecer interacciones entre ambos grupos; así, la oxitocina se convierte en un factor importante para el desarrollo de la memoria y el comportamiento.
Esto es especialmente relevante para un bebé que se encuentra en el proceso de formar su comprensión del mundo en función de cómo interpreta las acciones de quienes le rodean.
Por ello, no dejes de abrazar a tus hijos. Además de que su cerebro generará más oxitocina que le ayudará a mejorar sus distintos procesos, le darás una sensación de seguridad, apoyo y confianza inigualable, y le ayudarás a mantener una autoestima saludable.
Y por supuesto, el abrazo es la mejor forma de demostrarle tu amor, lo mucho que te importa y hacerle saber que eres alguien que siempre estará ahí para él, para envolverlo entre tus brazos, ya sea para celebrar sus alegrías o para consolarlo en sus momentos malos.
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Con información de Power of Positivity