El flow es un estado de conciencia, es “sentirse en la zona, en el aquí y el ahora”; fue identificado por el psicólogo Mihalyi Csikszentmihalyi. Él hablaba de que es un estado en el que puedes lograr un rendimiento óptimo con tan sólo poner toda tu concentración y energía en eso que quieres lograr.
De acuerdo con Csikszentmihalyi, cuando te encuentras en este estado te puedes sentir fuerte, alerta y hacer las cosas sin esfuerzo y casi de forma automática. Esto puede ser aplicado a cualquier cosa que hagas. Desde algo creativo como escribir o pintar, hasta actividades físicas como correr.
El punto del estado flow es que te encuentres en completa inmersión mientras corres. Muchas personas han reportado que al entrar en dicho estado se sienten mucho más concentrados y felices. En lugar de sentir que correr es un tedio o que te falta mucho para llegar a la meta, si logras entrar en un estado de flow al correr, vas a apreciar cada minuto.
Reorganiza tu rutina de correr. La mejor manera de llegar a este estado es que te pongas metas, para que el desafío valga la pena. Si ya te aburriste de la misma rutina de siempre, entonces cámbiala. Puedes elegir un nuevo lugar, nuevas técnicas o correr con tus amigos si te llama la atención esa idea. Proponte que cada lunes vas a cumplir una nueva meta, de esta forma te sentirás mucho más motivado.
Ahora que ya te propusiste un desafío para cumplir, trabaja para lograrlo. Si corres con un entrenador, platícalo con él e incorpora nuevos ejercicios que te ayuden a llegar a la meta.
Para que entres en un estado de flow también es necesario que hagas algo que realmente te guste y apasione. Enfócate en todas esas partes de correr que te encantan y concéntrate solamente en eso.
Para muchos corredores, el running es una metáfora de la vida: con una meta por alcanzar, un proceso de preparación detrás, y un esfuerzo físico y mental constante para alcanzar ese objetivo. Por eso, cada vez que cruzan una meta o logran superar un objetivo, ya sea de tiempo o distancia, se sienten poderosos, con la capacidad de lograr todo lo que se propongan, con un mayor amor propio y agradecidos, tanto con la vida como consigo mismos.
Además, quienes practican este deporte saben que es una actividad en solitario, pues aunque se entrene en equipo, el esfuerzo es individual; nadie puede hacerlo por ti: si no corres, no avanzas.
Entonces, en muchos casos se aprovecha ese momento en soledad para escuchar los propios pensamientos y reflexionar sobre la propia vida: el camino recorrido, los obstáculos superados, los que faltan por enfrentar, los logros obtenidos, los aciertos y errores, y todo aquello por lo que se está agradecido.
Así, el tiempo de carrera se convierte en un momento de introspección, reflexión y meditación en el que puedes conocerte y comprenderte mejor, así como mantenerte enfocado en el aquí y ahora.