El dolor en el deporte puede llegar a ser un acompañante permanente, a veces ocasionado por la carga de ejercicio durante los entrenamientos o bien, por accidentes o daños agudos que pueden ocurrir durante la práctica, por lesiones crónicas y sus secuelas o por degeneración articular.
Si bien la elección del deporte o actividad física a practicar responde a gustos personales, algo muy importante en cualquier ejercicio que se realice es mantenerse saludable al evitar lesiones y daños.
De acuerdo con el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR) y otros estudios del deporte, los padecimientos más comunes son los musculares, seguidos de los relacionados con tendones y articulaciones.
Los padecimientos musculares son los más comunes entre los atletas. La mayoría (más del 90%) son desgarres, contusiones o esguinces. Los tipos más severos pueden causar dolor crónico, disfunción y recurrencia, lo que podría limitar el regreso a la práctica deportiva o a las competencias.
Para prevenir las lesiones musculares se recomienda realizar un calentamiento de entre 5 y 10 minutos antes del ejercicio, además de una sesión de estiramientos antes y después de la actividad física. También es importante suspender el ejercicio si se siente un tirón o pinchazo en algún grupo muscular.
La compresión del hombro sucede cuando al levantar el brazo, un tendón del hombro atrapa o frota un tejido o hueso cercano. El dolor de hombro es más común en atletas que practican deportes con movimientos de brazos que van por encima de la cabeza, tales como beisbol, tenis y natación, o al levantar pesas.
Para prevenirlo, es necesario realizar un calentamiento adecuado y estiramientos al final, además de no forzar el brazo y, en caso de que levantes peso, usar el adecuado y no sobreexigirte, sino aumentarlo gradualmente, de preferencia bajo la supervisión de un entrenador.
Por lo general, las afecciones en la región lumbar se deben a debilidad o distensión muscular por realizar demasiado ejercicio o levantar mucho peso. Estas lesiones son más frecuentes en los deportes de contacto como el futbol americano y el hockey sobre hielo, así como en el levantamiento de pesas, el golf, el patinaje artístico, la gimnasia y el baile.
La mayoría de las personas han sufrido de dolor lumbar en algún momento de la vida, de hecho, la prevalencia del dolor en esta zona en la población adulta en general es entre 85 y 90%. El dolor de espalda es común en los atletas competitivos, y se estima que hasta el 30% de ellos lo experimentan.
Los signos y síntomas del dolor lumbar pueden ser: dolor intenso o palpitante, dolor que corre hacia la pierna derecha o izquierda, deterioro de la movilidad, entre otros. Para prevenirlo, además de fortalecer los músculos de la zona lumbar, se debe mantener una postura adecuada, tanto al hacer ejercicio como en la vida cotidiana, al trabajar sentado y al dormir, por ejemplo.
La ciática es un claro ejemplo de dolor que se origina en la espalda baja y se propaga por la parte posterior de la pierna, generalmente se manifiesta en un solo lado del cuerpo. En el deporte, las malas posturas en la realización del ejercicio pueden ser responsables de agravar la ciática y sus síntomas.
Esta afección suele darse en mayor medida entre quienes levantan peso continuamente, porque aumenta la presión sobre el disco y se puede producir alguna lesión o una hernia discal, así que si levantas pesas o haces ejercicios de fuerza, cuida tu postura y hazlo bajo la supervisión de un entrenador.
El síndrome de la rodilla de corredor lo experimentan la mayoría de corredores; ataca principalmente a jóvenes que corren por afición y se presenta dos veces más en mujeres que en hombres. Este síndrome se debe a la desalineación de la rótula en su canal.
Otro problema común es la artrosis de rodilla, una enfermedad degenerativa y de "desgaste" que se presenta cuando el cartílago se desgasta gradualmente y disminuye la protección de los huesos. Puede ocurrir debido al exceso de actividad física intensa en la que se requiera de la rodilla, como correr, o la práctica de determinados deportes como el tenis, el futbol o el basquetbol, donde hay que girar la rodilla en numerosas ocasiones y ésta sufre impactos.
La mejor manera de evitar estos padecimientos es al mantener un peso saludable, trotar o correr sobre superficies suaves y mediante el uso de calzado adecuado, que proporcione suficiente amortiguación y apoyo. Además, hay que buscar un punto óptimo para mantenerse en forma y, a la vez, no desgastar el cartílago de la rodilla, al no excederse en la práctica deportiva.
Las lesiones en el cuello se encuentran entre las más peligrosas de todas y abarcan distensiones, esguinces, contusiones y fracturas, entre otros. Cualquier deporte que involucra movimientos repetitivos y excesivos, movimientos de torsión como el tenis o golf, o levantamiento de pesas, puede causar daño y dolor en el cuello. Puede estar relacionado con la comprensión de los nervios y también estar acompañado por sensación de rigidez, espasmos musculares y dolor de cabeza.
En el caso de los atletas, los músculos del cuello pueden tensarse como resultado de posiciones incómodas, por ejemplo, los nadadores que practican estilo libre de braceo pueden sufrir dolor de cuello si levantan la cabeza demasiado lejos del agua para respirar.
El dolor en la actividad física y deportiva es una sensación desagradable provocada por una lesión. Ocurre cuando los nervios envían información de un estímulo dañino al cerebro y éste lo reconoce como dolor; es el mecanismo de advertencia del cuerpo que establece una alarma para protegerse del daño.
El dolor puede presentarse debido a daño muscular causado, por ejemplo, por una torcedura, pero en ocasiones se puede combinar con daño en las fibras nerviosas, lo cual provoca síntomas como ardor, hormigueo, punzadas y entumecimiento, así como también trastornos del sueño, ansiedad, depresión, quemazón, sensación de frío, descargas eléctricas y piquetes, a esto se le llama dolor mixto.
En este caso, los analgésicos y antinflamatorios no siempre son suficientes, por lo que automedicarse no es la opción. A veces incluso se requerirán terapias físicas para complementar el tratamiento y acelerar la recuperación.
Siempre será recomendable consultar al médico en cualquier caso de molestias o lesiones como las anteriormente mencionadas, pues si bien muchas personas piensan en detener del todo su actividad física por miedo a lastimarse aún más, algunas veces, según del tipo de dolor y lesión, permanecer activos puede ser mejor, ya que hacer los ejercicios correctos y con precaución puede ayudar a aliviar el dolor.
Cualquiera que sea el deporte o la actividad física que practiques, hoy en día hay opciones innovadoras para el tratamiento de cualquier tipo de dolor, por ello es importante identificar la causa y las sensaciones que provocan la molestia para encontrar un tratamiento adecuado al problema.
Con información de P&G Health
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