La vista es el sentido más usado para obtener información del medio ambiente que nos rodea. Mientras más capaces somos de emplear toda la amplitud de nuestro campo visual, mayor será la calidad de la información que a través de ella recibimos. Sin embargo, hoy en día la mayoría de nosotros pasamos gran parte del día poniendo nuestra atención a objetos cercanos: la lectura, la televisión, el teléfono móvil y el trabajo frente a la computadora son ejemplos comunes de ello y que, además, suelen ser actividades habitualmente relacionadas con la fatiga ocular o con tensión muscular excesiva en las áreas del cuello y hombros.
El siguiente ejercicio te ayudará a tomar mayor conciencia del trabajo que los músculos de tus ojos realizan y a descubrir una forma más relajada de emplearlos. Experimentarás la íntima relación que existe entre el movimiento de tus ojos y el resto de tu cuerpo, y a medida que tu visión se vuelva más relajada, la tensión en tu cuello y hombros disminuirá.
Puedes hacer este ejercicio de dos maneras diferentes:
1. Leer todas las instrucciones y después cerrar los ojos para realizar los movimientos.
2. Que un amigo te lea el ejercicio en voz alta.
*Si usas anteojos o lentes de contacto quítatelos antes de empezar.
*Puedes hacer este ejercicio sentado o acostado.
Cierra los ojos. Imagina que estás mirando una bola situada en una lejana línea del horizonte frente a ti. Elige con la imaginación el color y el tamaño de la bola.
1. Imagina que la bola se mueve muy lentamente un poco a la derecha y después un poco a la izquierda. Mantén los ojos cerrados y sigue a la bola en la imaginación. No canses a los ojos. Muévelos lentamente. Respira libremente. En algunos puntos, tus ojos se moverán probablemente de forma desigual. Puede parecer que la bola salta de forma repentina, o puedes perderla de vista de vez en cuando.
2. Ahora presta atención sólo al ojo derecho. Imagina que la bola se mueve lentamente un poco a la derecha y después vuelve al centro, por la lejana línea del horizonte. Cierra los ojos y con la imaginación deja que el ojo derecho siga la bola.
3. Ahora presta atención sólo al ojo derecho. Imagina que la bola se mueve lentamente un poco a la izquierda y después vuelve al centro, por la lejana línea del horizonte. Cierra los ojos y con la imaginación deja que el ojo derecho siga la bola.
4. Luego, presta atención sólo al ojo izquierdo. Imagina que la bola se mueve lentamente un poco a la derecha y después vuelve al centro, por la lejana línea del horizonte. Cierra los ojos y con la imaginación deja que el ojo derecho siga la bola.
5. Presta atención sólo al ojo izquierdo. Imagina que la bola se mueve lentamente un poco a la izquierda y después vuelve al centro, por la lejana línea del horizonte. Cierra los ojos y con la imaginación deja que el ojo derecho siga la bola.
6. Imagina la bola moviéndose lentamente a la izquierda y después a la derecha, por el horizonte lejano. Manteniendo los ojos cerrados sigue el movimiento de la bola con ambos ojos.
7. Imagina que la bola y el horizonte están muy lejos. Sigue la bola con la imaginación como si empezara a acercarse cada vez más, haciéndose más grande, hasta que se pare a unos centímetros de tu cara. Después imagina la bola alejándose, volviéndose cada vez más pequeña, como si regresara al horizonte lejano. Detente para descansar cuando la bola alcance el horizonte. Observa como en algunas distancias es fácil imaginar la bola con claridad, pero en otras parece saltar o salirse del campo de visión. Ve lentamente para mantener la vista en la bola.
8. Imagina la bola moviéndose por el horizonte hacia la derecha y después imagínala detenida en el lado derecho. Después sigue la bola con la imaginación como si se acercara cada vez más, haciéndose más grande, hasta que te toque suavemente el lado derecho de la cara. Después imagina la bola volviéndose cada vez más pequeña, como si volviera a la parte derecha del horizonte lejano.
9. Imagina la bola moviéndose por el horizonte hacia la izquierda y después imagínala detenida en el lado izquierdo. Después sigue la bola con la imaginación como si se acercara cada vez más, haciéndose más grande, hasta que te toque suavemente el lado izquierdo de la cara. Después imagina la bola volviéndose cada vez más pequeña, como si volviera a la parte izquierda del horizonte lejano.
10. Con los ojos cerrados, mira lentamente hacia la derecha y hacia la izquierda varias veces. Observa que el movimiento de tus ojos se ha vuelto más uniforme y fácil. Abre los ojos y nota lo clara que la visión puede ser.
“Siempre hemos sentido lo mismo, sólo que lo vemos desde un punto de vista diferente”
Bob Dylan
Ilustración de Sara Herranz