Si el ejercicio forma parte esencial de tu vida diaria, seguro que no concibes pasar un solo día sin entrenar, pero ¿qué pasa cuando hay contingencia ambiental debido a los altos índices de contaminación?
Cuando esto sucede, la primera recomendación que vas a escuchar es la de evitar realizar actividades al aire libre, sobre todo aquellas relacionadas con el deporte. Y aunque parezca que no pasa nada, la realidad es que los contaminantes presentes en el aire son dañinos para la salud y el riesgo se incrementa si practicas ejercicio en estas condiciones.
¿Por qué no se debe realizar actividad física cuando hay más contaminación?
Según explica el doctor Gerardo Vázquez Villarreal, médico del deporte que forma parte de la Agencia de Atención Médico Deportivas (AAMD), en entrevista con el sitio ByRunners, cuando el aire está contaminado, la combinación de gases que lo forman presenta una alta concentración de ozono, azufre y monóxido de carbono, sustancias que no tienen color ni olor, pero sí son tóxicas y producen irritación en el sistema respiratorio.
El especialista indica que, al hacer ejercicio (sobre todo si es aeróbico), el organismo requiere una mayor cantidad de oxígeno, de modo que al respirar consume alrededor de un 20% más de aire.
De esta manera, a la par del oxígeno, también entra una mayor concentración de todos los contaminantes presentes en el ambiente, y esto hace que el organismo deba depurar una cantidad enorme de sustancias tóxicas que son muy agresivas para las vías respiratorias, ya que pueden causar desde molestias como comezón en la nariz y tos, hasta microhemorragias y sangrado nasal.
Pero si no quieres quedarte inactivo mientras se reducen los niveles de contaminación, la alternativa es sustituir tus actividades aeróbicas por ejercicios de flexibilidad, como sesiones de estiramiento o disciplinas como Pilates, Tai Chi y Yoga, siempre al interior y por periodos no mayores a dos horas.