Tener hijos no es impedimento para festejar el Día de San Valentín. Sí, tal vez ya no es lo romántico de estar solos tu pareja y tú, pero puedes encontrar maneras de convertir este día en algo muy especial para toda la familia, y festejar el amor que existe entre ustedes.
Estas son cinco ideas en las que te puedes inspirar y darles el toque especial que tú quieras:
1. Cocinen juntos
Los papás sabemos que llevar a los niños a un restaurante no siempre es la mejor opción, así que tener una cena en casa podría ser la mejor y más rica posibilidad.
A partir de los 3 años (o incluso antes) tus hijos ya pueden interesarse por ayudarte en la cocina, más si se trata de hacer algo que van a disfrutar juntos más tarde. Así que la tarde del 14 de febrero pueden dedicarse a cocinar. Opta por un platillo sencillo, preferentemente con pasta, para que sea fácil y rápido de elaborar. A los niños les encantará saber si ya está lista la pasta (pueden jugar a que avientan una pasta contra la pared para ver si ya está cocida cuando se quede pegada). También pueden hacer un pastel sencillo o cupcakes, y puedes involucrarlos en mezclar los ingredientes, verter la masa en los moldes y al final decorarlos.
Hazte a la idea de que la cocina quedará sucia y desordenada, disfruta el momento y ya luego te preocupas por la limpieza. Es un buen momento de convivencia con los niños.
2. Tómense fotos divertidas
Las fotos familiares clásicas son lindas, pero posar a veces ya resulta aburrido, así que para este San Valentín aparten al menos una media hora para prepararse y hacer fotos familiares chistosas, divertidas; disfrácense, píntense la cara, despéinense, usen pelucas y sombreros. No siempre volteen a la cámara, traten de ser espontáneos y auténticos.
Estas fotos, además de dejarles un gran recuerdo, les pueden servir para enviarlas a familiares y amigos deseando un feliz San Valentín. Con todos los programas de edición que existen en la computadora y en el celular, podrán hacer obras maestras para hacer sonreír a los demás y para que ustedes pasen un rato increíblemente divertido y que los unirá.
3. Hagan manualidades juntos
Diseñar y crear las propias decoraciones para festejar el Día de San Valentín en casa es entretenido, divertido y excelente para despertar la creatividad de los niños. Pueden armar guirnaldas de colores, hacer corazones en cartulinas y decorarlas con diamantina o lentejuelas, decorar los vasos con plumones, marcar el camino de entrada con pétalos de rosas, flores u hojas. No importa si las decoraciones no son todo lo bonitas que quisieras, de todas formas permite que los niños usen su imaginación y dibujen con el corazón. Diviértanse y pasen un rato increíble.
4. Háganse detalles románticos
Aunque esto debería hacerse constantemente, puedes empezar a hacerlo en esta fecha especial y seguirte de largo. Escribe recaditos a tus hijos en los lugares por donde sabes que pasarán (el clóset, el baño, la cocina). Escríbeles cuánto los quieren sus papás, lo especiales que son para ustedes, lo lindos y guapos que son, etc. Esto, además de esbozarles una sonrisa, les llenará el corazón y se sentirán más amados que nunca. Puedes invitarlos a que ellos hagan sus propias notitas para sus amigos o familiares.
5. Abran sus corazones
El Día de San Valentín puede ser un buen pretexto para expresar lo que sienten los unos de los otros como familia. Mientras cenan (lo que cocinaron, con las decoraciones que ustedes mismos hicieron) abre un espacio para que cada uno diga lo que siente por los hermanos y los papás, o por la familia en general. Puedes empezar tú para darles un ejemplo, y puedes hacerlo a modo de juego con los más pequeños con algo tan sencillo como: Te quiero de aquí al cielo, ¿tú cuánto me quieres? Y con los mayores, puedes abrirte tanto como quieras e invitarlos a decir lo que sienten cuando están unidos en familia, cuando están con amigos, cuando están solos, y empieza tú para darles la pauta.
Siempre ayuda tener este tipo de espacios en ocasiones especiales para saber cómo se sienten nuestros hijos con respecto a la familia, a los hermanos y a los papás; aunque, claro, siempre es bueno tener estos espacios abiertos todo el tiempo.