El orden y la limpieza siempre han sido parte importante del bienestar personal y del cuidado de la casa, pero en los años recientes estos temas han cobrado una mayor relevancia, debido a la relación que guardan con la salud emocional y mental.
Una de las culturas que destaca por su orden y pulcritud es la japonesa. No en vano, en Japón han surgido exitosas técnicas de organización y limpieza, como el método Konmarie, de Marie Kondo, y la limpieza profunda de fin o inicio de año, llamada Oosouji.
A estas técnicas se suma también el método Danshahari, creado por Hideko Yamashita, autora del libro Dan-sha-ri: ordena tu vida y conocida como “la experta del desorden”, el cual enseña a las personas cómo deshacerse de lo innecesario para liberar espacio, tener orden y mantener la paz y el equilibrio.
Danshahari tiene sus bases en la filosofía budista y su nombre se compone por tres palabras japonesas: Dan, que significa rechazar las cosas innecesarias que pretenden entrar en tu vida; sha, que consiste en deshacerse de las cosas inútiles o innecesarias que ya posees; y ri, que se refiere a la transformación que surge en el momento en que te vuelves consciente de que no deseas más cosas innecesarias en tu entorno.
Para Hideko, esas cosas innecesarias no sólo se refieren a objetos que tienes en casa, como la ropa que ya no te queda, los aparatos que ya no sirven pero te da pena desechar o los objetos que te han regalado y no usas porque no te gustan; sino también a personas, relaciones, ideas, prejuicios, hábitos, etcétera… es decir, todo aquello que impide tu avance y crecimiento, ya sea en el espacio físico o en tu espacio interno.
Así, la autora anima a las personas a llevar un estilo de vida minimalista, ya que el orden o la falta del mismo en el lugar que se habita es reflejo de lo que hay en el interior de las personas.
Su teoría es que, a través de la transformación del entorno se puede iniciar también una transformación interior, la cual ayudará a alcanzar el equilibrio, a tener un mayor autoconocimiento, así como a lograr la estabilidad y la paz mental.
Nunca llenes algo del todo, ni tu armario, ni la casa, ni mucho menos tu cabeza. Ocupa solo un 80% del espacio disponible, ya que así tendrás lugar para lo nuevo que llegue. De esta manera, cada espacio de tu casa te dará la sensación de amplitud y libertad, y evitarás acumular cosas innecesarias, que sólo harán ver que no hay espacio para nada más.
Para empezar, es necesario que separes todo aquello que ya no sirve, no usas o no necesitas más; aparta lo que está en buen estado de lo que no y decide qué se va a la basura o el reciclaje, qué vas a donar o regalar y qué puedes vender. Quédate sólo con las cosas que te son útiles o te hacen feliz.
Luego, a partir de que hagas esta limpieza, cada vez que una cosa nueva llegue a tu casa, una cosa vieja deberá irse (por ejemplo, si compras unos zapatos nuevos, deberías deshacerte de un par que ya no uses). Así siempre conservarás lo mejor para ti y evitarás volver a llenarte de cosas innecesarias.
Para que el orden funcione y se mantenga, es necesario que no sea complicado alcanzar ni volver a guardar los objetos. Es importante que acomodes las cosas de modo que sólo hagan falta dos movimientos para tomarlas y luego devolverlas a su lugar. Por ejemplo, abrir la puerta del armario y abrir tal caja o cajón para tomar los objetos.
Esto se debe a que, sí resulta complicado tener acceso a alguna cosa, es más fácil que la dejes en cualquier lugar cuando acabes de usarla, por pereza de volver a guardarla debido a que tienes que hacer varios pasos para ello. Cuanto más fácil sea tomar y guardar las cosas, más sencillo será mantener el orden.
Este punto va de la mano con el de los dos movimientos, pues se refiere a acomodar las cosas de modo que se facilite el acceso a ellas, con el fin de evitar el desorden al querer sacar algo de los cajones, estantes, repisas o guardarropas.
Para esto, lo mejor es organizar los objetos de forma vertical para que sea más fácil ver lo que tienes y elegir lo que necesitas en cada momento, así como volver a guardar todo más fácil y rápidamente. La verticalidad además, da una sensación de ligereza y de mayor espacio; mientras que tener las cosas en orden y a mano produce una agradable sensación de autonomía.
Esta regla se basa en la capacidad natural del cuerpo para autorregularse y responder ante los estímulos. Se trata de vivir con la certeza de que tienes la capacidad para autorregularte tanto en el modo de comprar, como en la forma de ordenar y de guardar tus cosas.
Así lograrás mantener el orden por más tiempo y te será más fácil recuperarlo si alguna vez algo comienza a salirse de control. Además, al regular tus hábitos de consumo evitarás llenarte de cosas que compras por impulso, pero realmente no necesitas, y esto, tanto tus espacios como tu bolsillo te lo agradecerán.
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