El fin de un año y el inicio de otro son momentos que marcan un cierre de ciclos y la oportunidad de nuevos comienzos. Además, esa transición es una oportunidad para realizar una limpieza interna y externa, con el fin de arrancar el nuevo ciclo con energías renovadas.
Diversos métodos y disciplinas orientales van enfocados a la importancia de la limpieza, el orden y el minimalismo para el bienestar en todos los niveles, bajo la premisa de que tener una casa ordenada ayuda a tener una mente ordenada, ya que el orden o desorden de los espacios refleja lo que cada persona lleva en su interior.
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Entre dichos métodos y disciplinas destacan el feng shui, las corrientes minimalistas orientales y las recomendaciones de la gurú del orden: Marie Kondo. Además, existe el llamado método Oosouji, una antigua tradición japonesa que propone desprenderse del pasado para mirar el futuro y entiende la limpieza como un componente sanador y espiritual.
Oosouji significa “gran limpieza” y es una tradición milenaria de origen nipón para empezar el nuevo año con el pie derecho y con energías positivas y renovadas, al dejar atrás todas las cargas físicas y mentales que podrían obstaculizar el avance.
Este ritual suele hacerse en Japón cada 28 de diciembre, como una forma de expulsar cualquier mala energía de la vida, para evitar arrastrar viejas prácticas y energías estancadas al nuevo año.
Además de la limpieza física del hogar, la oficina o el negocio, también se propicia la limpieza emocional y mental para dejar de tener en cuenta o recordar cosas innecesarias, que atan, detienen o desmotivan. Por otro lado, Oosouji también es el momento de saldar deudas, pagar facturas y cerrar asuntos pendientes, porque los japoneses ven como un mal augurio arrastrar de un año a otro asuntos no resueltos.
Y aunque el año acaba de iniciar, no es tarde para hacer esa gran limpieza si no la has hecho. A continuación, puedes ver todo lo que necesitas y el procedimiento que se recomienda seguir para realizarla de manera efectiva.
Primero debes ser consciente de que el Oosouji es una limpieza exhaustiva, en profundidad. No es un día de limpieza más, sino una tarea minuciosa con un componente liberador que es, en buena medida, una de las claves que hacen de este método japonés de limpieza una herramienta de extraordinario valor para tener un nuevo comienzo.
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Lo primero que debes hacer es reservar el tiempo necesario para realizar esa limpieza profunda. Si tu casa es pequeña o vives en un departamento, puede que baste con un solo día dedicado por completo a esta tarea; pero si no te es posible hacerlo todo el mismo día o tu casa es grande, planifica los días en los que llevarás a cabo la limpieza.
Luego, debes tener a mano todo lo necesario para limpiar, ordenar y deshacerte de lo que haga falta. Prepara tus utensilios y productos de limpieza, cajas para ordenar las cosas que conservarás, así como bolsas o más cajas para colocar lo que vas a tirar, vender, donar o regalar.
Lo más recomendable es iniciar con estas tareas a primera hora de la mañana, cuando la mente está más despejada y la energía más alta. Lo primero que debes hacer es purificar el ambiente, para lo cual deberás abrir las ventanas y dejar que el aire fresco invada la casa. Puedes hacer esto mientras desayunas, para después poner manos a la obra.
Durante el proceso, debes evitar todas las distracciones, por ello es tan importante la planeación y elegir los días y horarios que vas a dedicar. Lo ideal es que apagues o pongas en silencio tu celular durante el tiempo que dedicarás a la limpieza.
Para motivarte y hacerlo más ameno, puedes poner música, sólo procura que las canciones o melodías que elijas no te distraigan y te hagan sentir motivado y alegre.
Además, es importante que si vives en pareja, en familia o compartes la vivienda con otras personas, todos participen en las labores para la gran limpieza; por ejemplo, cada quien puede hacerse cargo de su habitación y compartir las labores en las áreas de uso común.
El método Oosouji propone iniciar de arriba hacia abajo. En el caso de las casas de dos o más niveles se debe empezar por la planta más alta y de ahí descender hasta llegar al patio. Además, se debe elegir una habitación para empezar a limpiar y no cambiar de espacio hasta que no se haya terminado con ese.
Se debe empezar a limpiar desde la parte superior: limpiar techos, paredes, muebles, accesorios, adornos, tapetes, alfombras y pisos. Limpia a fondo: aspira el polvo, friega, vacía cajones y armarios, mueve los muebles.
Se trata de una limpieza en profundidad para quitar toda la suciedad pero también para revisar lo que ya no sirve y deshacerse de ello, o bien, reparar lo que esté dañado pero pueda continuar con su vida útil.
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Así, es importante resanar las paredes que lo necesiten, deshacerse de las manchas de la tapicería, reparar los muebles o sustituir los focos fundidos, ya que los desperfectos recuerdan el pasado de forma negativa y afectan al comportamiento.
Durante el proceso de limpieza saldrán a la luz objetos que ya no se utilizan, que están viejos, desgastados o rotos, los cuales es necesario desechar. Quizá sea este el paso más complicado, pero debes deshacerte de ellos sin dejarte llevar por apegos ni nostalgia: tira lo que ya no sirve y separa lo que esté en buen estado, ya sea para venderlo o donarlo a quien lo necesite, pero no te quedes con ninguna de esas cosas.
No conserves objetos “por si acaso”, nada que esté roto o inservible ni nada que no hayas usado durante el último año. De esta manera liberarás la energía estancada y podrás dejar espacio para nuevas pertenencias. Recuerda que si entra algo nuevo, sale algo viejo. Así lograrás mantener el equilibrio y evitar la acumulación.
En cada habitación, se recomienda realizar la limpieza según el recorrido de las agujas del reloj, es decir, elegir un punto de inicio y avanzar hacia la derecha y de arriba hacia abajo, para terminar en el mismo punto de inicio. Esta es una manera de cerrar el círculo y dejar atrás el viejo caos o suciedad.
Si no te da tiempo de realizar la limpieza en toda la casa el mismo día, procura no dejar una habitación incompleta; si la empezaste, termínala y al día siguiente puedes continuar con las demás. Una vez más, por eso es tan importante la planeación, pues en Oosouji no es recomendable dejar las cosas a medias.
La limpieza exhaustiva alivia las cargas y te permite comenzar una nueva etapa, limpio física y espiritualmente. Limpiar en profundidad, ordenar y tirar todo lo que sea prescindible es una catarsis personal. Además, el orden y la limpieza hacen que tu hogar sea un espacio agradable y seguro, lo cual tiene un efecto directo en tu estado anímico, en tu paz y felicidad.
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La limpieza profunda tiene un efecto de reset, pues le permite al cuerpo y a la mente hacer un ejercicio de reinicio, por lo que ayuda a dejar cargas físicas y mentales en la etapa anterior y es muy bueno cuando se trata de cerrar e iniciar ciclos.
Al deshacerte físicamente de lo inútil o inservible para dar paso a lo nuevo también preparas a tu cerebro para hacer una limpieza de pensamientos e ideas, con el fin de dejar de tener presentes cosas innecesarias que sólo te limitan, te detienen y obstaculizan tu avance y crecimiento.
Tener una casa o una oficina con orden y limpieza ayuda a mejorar la concentración, pues un espacio ordenado contribuye a ordenar tu mente, mientras que un ambiente desordenado tiende a crear distracción y estrés.
Realizar la limpieza es también una práctica que se puede volver meditativa y de mindfulness, ya que te ubica en el aquí y el ahora. Mientras limpias, te enfocas en lo que haces, no hay espacio para los recuerdos y tampoco para tus proyectos del futuro.
Al limpiar, estás concentrado en el presente, en la tarea que realizas, y eso ayuda a relajarte y puede ser una actividad muy liberadora, sobre todo cuando por fin terminas y ves el resultado de tu esfuerzo.
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