Recientemente, algunas de las empresas y organizaciones más conocidas (como Google, Nike y la NASA) se dieron cuenta de que las siestas pueden ayudar a impulsar la productividad. De inmediato, éstas y muchas otras empresas empezaron a transformar sus oficinas e implementaron espacios para dormir. “La idea de que la siesta es sólo para niños en edad preescolar simplemente no es cierta”, dice Raj Dasgupta, profesor de medicina pulmonar y del sueño en la Universidad del Sur de California.
En realidad, las siestas energéticas o power naps ofrecen una gran variedad de beneficios para la salud, desde aliviar el estrés hasta aumentar el estado de alerta. Aunque dormir es una de las actividades más satisfactorias y positivas, ¿es válido dormir en horario laboral, a pesar de estar en home office? Tila, el espacio que provee herramientas para ayudar a la población a dormir y alcanzar un mayor bienestar en su día a día, reúne varios puntos para explicar esta práctica (y promoverla).
En las reuniones virtuales con amigos o compañeros de trabajo, entre risitas nerviosas, más de uno ha admitido tener siestas a escondidas después de las comidas en horario laboral. La pesadez con la que se solía luchar en la oficina por las tardes se acabó durante la pandemia para aquellos que se dieron la oportunidad. Y quienes sigan en home office y no lo han hecho, ¡pongan atención!
A causa del confinamiento muchas personas experimentan momentos de depresión, tristeza, enojo, incertidumbre y estrés, los cuáles repercuten en la cantidad de horas que duermen y también en la calidad del sueño, así que no es de extrañar que en estos tiempos el sueño sea más de lo habitual.
Para identificar qué pasa con el sueño durante la cuarentena, la Facultad de Medicina de la UNAM, en colaboración con Universidad Veracruzana e investigadores de Colombia y Costa Rica, hizo un estudio para conocer las condiciones de sueño de más de 5 mil personas de 27 países de Latinoamérica, entre el 4 de abril y el 22 de junio de 2020.
Uno de los resultados más sobresalientes de esta investigación es que las personas cambiaron sus hábitos de sueño y se acuestan y levantan más tarde de lo que habitualmente lo hacían, lo que les ha provocado “arrastrar sueño” por varios días e incluso bajar su productividad laboral.
Se estima que anteriormente, en condiciones normales (salir de casa para ir a trabajar), un sueño no reparador generaba un impacto en el ausentismo laboral de 1.4 a dos veces más frecuentemente en trabajadores con insomnio.
El panorama con la pandemia ha cambiado porque si bien los trabajadores no reflejan ausentismo físico, se presenta bajo rendimiento laboral que afecta las actividades. Por ello, hacer siestas podría ser la mejor opción para mantener un buen rendimiento mientras se trabaja desde casa.
Los especialistas de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM señalan que dormir mal o poco afecta el rendimiento en el trabajo. El insomnio, los síndromes de sueño insuficiente, la apnea e hipopnea son los más frecuentes entre la población mexicana. Quienes los padecen presentan alteraciones en la memoria verbal (aquella donde se almacena información numérica) y la memoria alternativa (recuerdos de conocimientos adquiridos o personales), además de presentar ‘microdespertares’ que provocan que no llegue oxígeno a los pulmones, el cerebro y el cuerpo en general, lo que afecta significativamente el rendimiento.
Estos síntomas se traducen en las actividades laborales en falta de atención, distracción, errores constantes, dispersión y más. Sin embargo, estar en casa abre la posibilidad de adoptar prácticas que en situaciones normales no se podrían hacer en la oficina, como tomar una siesta.
En esta nueva normalidad, si por alguna razón no duermes bien la noche anterior, lo mejor que puedes hacer al otro día será tener una “power nap” que te ayude a sentirte alerta y con ánimo para realizar tu trabajo.
Estudios señalan que las siestas o power naps son poderosas porque:
Aunque tomar una siesta larga ayudará a sentirte mejor, está comprobado que las siestas cortas son más poderosas y el tiempo ideal es de 20 minutos. En ese lapso no se llega a un estado más profundo de sueño pero hay descanso, y ayuda a no experimentar sentimientos de lentitud o somnolencia, a diferencia de dormir más tiempo.
Si buscas nuevas alternativas para dormir mejor, Tila recomienda utilizar herramientas como las meditaciones guiadas, los sonidos relajantes y no estar en contacto con televisión o redes sociales al menos 30 minutos antes de dormir.
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