Con el inicio de esta nueva década, seguramente ya tienes toda una lista de las cosas que quieres cambiar y lograr este año. Sin embargo, ¿te has puesto a pensar que también es importante agradecer por todo lo que ya tienes en estos momentos?
La entrada de un año nuevo se ve, casi siempre, como una posibilidad para empezar de cero. No está mal, pero en muchas ocasiones esto te genera estrés y preocupación por todo lo que "tienes" que hacer. ¿No sería mejor tomar las cosas con calma y hacerlo paso a paso? Tal vez de esta manera sí cumplas tus propósitos a largo plazo, en lugar de hacer cambios de inmediato que al final no podrás sostener.
Es común soñar despierto sobre un futuro idílico y exitoso, pero ocupar demasiado tiempo en pensar cómo podrían ser las cosas "algún día" impide que valores cómo son ahora mismo.
Cuando decides aceptar tu vida como está, puedes dejar de ilusionarte con cosas que tal vez no son reales, o que sí puedes lograr pero tienes que ser más razonable sobre cómo lo vas a hacer y cuánto tiempo te va a tomar. Una vez que aceptas tu situación, puedes mejorar ciertas áreas poco a poco y de forma más consistente. De nada sirve pelearte con tu situación actual, siempre todo tiene una enseñanza y un propósito.
Encontrar un sentido de propósito puede parecer una tarea intimidante, pero no tiene por qué serlo. Aprovechar el propósito puede ser tan simple como tomarse un momento para decidir: "Voy a decir más 'gracias'" u "Hoy voy a llamar a mi hermana".
Tener un propósito en la vida es lo que realmente te hará sentir mucho mejor y pleno. Cuando decides hacer cosas que van más allá de ti, que ayudan a los demás y que tienen un fin útil, toda tu perspectiva de la vida cambia.
No hay duda de ello: las relaciones te ayudan a prosperar. Ya sea que quieras conquistar el monte Everest o simplemente superar un mal día, tener a alguien a tu lado para apoyarte puede marcar la diferencia.
La construcción de comunidades de cuidado crea una cultura de compasión y responsabilidad, y te inspira a ser la mejor versión de ti mismo.
A fin de cuentas tienes que comprender que los cierres de ciclos son una buena oportunidad para agradecer por todas las lecciones que viviste y a partir de ellas, generar cambios. Pero cambios conscientes, con propósito y que de verdad sean duraderos y reales.