Este fin de semana hubo elecciones en el estado en el que crecí, en el que vive mi familia, en el que un mismo partido ha gobernado durante más de 80 años. ¡Casi 1 siglo! En todas las conversaciones que escuchaba y que entablaba parecía que la alternancia era ya una realidad. Nunca antes una votación había movido tanto mis emociones, no porque quisiera que ganara un partido, sino porque esperaba con ansias que perdiera el de siempre. Nunca antes se me habían llenado los ojos de lágrimas al enterarme del resultado.
Y no voy a escribir sobre política, de verdad. Estos datos son sólo un pretexto para compartir una reflexión sobre cómo procesamos la derrota y lo que el yoga puede enseñarnos al respecto, en tres sencillos puntos, sin mucho rollo.
Primero: perder es parte de la vida. Ya sea que hablemos de nuestro equipo favorito o de esa apuesta personal a la que le pusimos toda nuestra energía. Aunque suene cursi, me parece que la clave está en abrir los ojos y el corazón a la enseñanza que nos deja cada experiencia y que eventualmente nos permite estar más preparados para el siguiente desafío. Al final, la derrota es como una cubetada de agua fría. ¡Te despierta! Pero también te hace más resistente.
Segundo: “En lugar de ser tus pensamientos y emociones, sé la conciencia detrás de ellos”. Esto lo dice Eckhart Tolle. Claro que en el momento quieres gritar y culpar, pasas por la negación y el enojo. Eso está bien, los textos clásicos del yoga nos enseñan a contemplar los sentimientos y dejarlos fluir… pero hay que avanzar; si te quedas en esa etapa es difícil entender que la vida sigue y que tu esfuerzo, en cualquier ámbito del que hablemos, sigue siendo útil y debe ser aún más contundente.
Finalmente: di no al rencor. Lo más fácil es señalar a otros por ese resultado desventajoso para ti, en lo personal o lo colectivo: el árbitro, la oposición, el jefe al que no le caes bien. Lo cierto es que cada evento tiene su tiempo perfecto. Resiste, contribuye, alimenta con tu fe ese ideal en el que crees. La satisfacción de sentir que aportas y que haces lo correcto para tu causa o la causa social de la que formes parte es una base creativa. Ver a los “adversarios” con resentimiento no le ayuda a nadie. En serio, acuérdate de que tú eres parte del Todo. Si eres generoso y compasivo, si tratas de entender las motivaciones de los otros, seguramente todo será más ligero en tu interior.
¡Y haz yoga, siempre ayuda!
NAMASTE.