En este texto conocerás las 7 libertades esenciales del ser. El propósito de compartirlas justo en este momento tan particular de la humanidad, es que es el tiempo perfecto para poder entender y comprender la falta de libertad con la que vivimos en la actualidad (no me refiero a estar en una casa o departamento viviendo la cuarentena privados de libertad, me refiero a que es el momento idóneo para reflexionar y hacer introspección). El punto es que, de ahora en adelante, tengas el conocimiento y las herramientas para poder elegir vivir en libertad. Qué curioso concepto, ¿no?
Antes que cualquier cosa, me gustaría explicar lo que para mi, o desde mi perspectiva, es la conciencia. Para caso práctico, el ser humano entiende la consciencia como que es medible o tiene un grado, cuando en realidad no tiene medición. La consciencia tiene un entendimiento y una comprensión; lejos de entenderse con la mente, se comprende con el corazón. La consciencia se siente, se vive y se practica.
En el caso particular de la tierra y éste plano, la consciencia se viene a comprender desde distintos puntos y lecciones, que en conjunto te llevan a evolucionar como ser y como espíritu. La conciencia es una y es universal, simplemente es. Cuando se dice que una lección o evento expande nuestra conciencia, no se habla de cantidad, sino de comprensión y entendimiento.
Partiendo de esta definición de la consciencia, me gustaría que te tomaras unos minutos para explorar lo que entiendes acerca de la libertad con la que actualmente vives. ¿Alguna vez te has cuestionado qué tan libre eres?
Las libertades van escritas en un orden específico ya que una sin la anterior no puede existir, aunque en realidad ninguna es mayormente indispensable que otra, entendiendo que si no estas viviendo alguna de ellas, no estas viviendo en libertad.
Por naturaleza social, hemos entendido que el pertenecer es una necesidad intrínseca del ser humano. Cuando me refiero a pertenecer, es a cualquier grupo específico de personas, con sus características y comportamientos definidos.
¿Cuántas veces no nos hemos puesto en situaciones que nos lastiman, nos hacen sentir una vergüenza tan interna y profunda, que incluso puede hacernos sentir cierto rechazo a nosotros mismos solamente por querer pertenecer a “X o Y” o por querer agradarle a alguien?.
En realidad, debemos entender que no necesitamos pertenecer, ya que esta necesidad nos aleja completamente de la autenticidad y esencia de nuestro ser. La necesidad de pertenecer nace del ego, la libertad viene del corazón. La gratificación que existe detrás de esta libertad se obtiene cuando empiezas a honrar y aceptar tus propias características y formas, siendo autentico con tu esencia y verdadero a tus ideales.
Dentro de esta libertad habita la libertad de decir que no, y aunque esta libertad no tiene un encabezado propio, se incluye en la libertad de pertenecer, ya que hemos olvidado la libertad que existe cuando decidimos decir NO muchas veces, solamente por pertenecer.
Aprender a decir que NO, nos enseña respeto y amor propio, decir que sí a algo, cuando en realidad queremos decir NO, es un acto dañino hacia nosotros, ya que minimizamos nuestros verdaderos deseos. Decir NO, no es egoísta, es honrar nuestros deseos profundos y verdaderos.
Primero, debemos entender que un juicio viene desde un miedo, dolor o rechazo (existen muchos artículos, videos y herramientas donde puedes comprender desde dónde vienen tus juicios). Cuando comprendemos que el juicio que externamos es meramente una contaminación del ego y no es una aportación del ser o esencia, entendemos que darle energía a un juicio, solamente baja la vibración y no aporta nada a nuestra evolución.
¿Alguna vez te has visto atrapado en la cárcel del juicio? Ya sea hacia una situación, acción o persona. En el momento que empezamos a estar alerta de estos juicios y sus razones, podemos comenzar a detenerlos y entonces es ahí cuando inicia un proceso de libertad del juicio.
El juicio puede ser a otra persona o situación, aunque el juicio más dañino de todos es el que hacemos hacia nosotros mismos, ya que atacamos lo más preciado que poseemos en este plano, nuestra materia y nuestro ser.
Debemos entender que el juicio es un escudo y un espejo, la primera clave para poder entender y experimentar la libertad del juicio es cuestionarnos de dónde surgen o la razón de éstos.
Al comprender la razón de ese juicio, es más fácil soltarlo y no darle poder, es un gran paso hacia la libertad. Cuando dejamos de emitir juicios negativos hacia las personas y hacia nosotros mismos, podemos experimentar una elevación de la vibración y un aprendizaje en conciencia.
Esta libertad va justo después de la libertad del juicio. Primero es importante entender de dónde viene el juicio, para entender que cuando comparamos, estamos siendo esclavos de un juicio también.
En el momento que empezamos a compararnos con las personas que están a un lado, enfrente o incluso al otro lado de una pantalla, empezamos a demeritar nuestro valor como persona o ser humano. No importa si en tu comparación el “vencedor” eres tú o es la persona de enfrente. Al darle esa fortaleza al ego, la vibración comienza a bajar y empezamos a sufrir pérdidas energéticas, ya que es un desgaste interior que contamina tu cuerpo, tu energía, tu mente y tus emociones.
Uno de los frenos más grandes que existen en el desarrollo personal y espiritual es la comparación con otro ser. En el momento que entendemos que vivir libre de comparación es un homenaje a nuestro ser y comprendemos que cada ser es único con sus cualidades, nos enfocamos en toda nuestra luz, aceptamos y honramos que simplemente no existe alguien mejor o peor que nosotros, sino simplemente distinto. Justo en ese momento empezamos a vivir la libertad de la comparación, somos libres de comparar.
Debemos comprender que detrás de la comparación existe la envidia, y detrás de la libertad existe la expansión y el crecimiento.
Todas y cada una de las libertades son una elección, el primer paso para experimentar esta libertad, es poner en el consciente en cuáles situaciones nos comparamos más, para así poder detectar la falta de libertad y voltear su poder hacia la expansión.
“Cada quien a su manera, cada quien a su tiempo, los aprendizajes del ser son únicos y perfectos”.
Como ya lo mencioné antes, por si sola ninguna libertad es más importante que otra, pero la libertad del desapego es la que resulta de las más liberadoras para el ser humano. Un gran maestro decía, “para poder tomar las flores, primero es necesario soltar las piedras”.
En el momento que empezamos a sentir o tener apego por algo o alguien, perdemos nuestra libertad y cortamos automáticamente la libertad de la otra persona, ya que el apego crea lazos que no son sanos para nuestra energía. El apego condiciona, limita y contrae nuestra energía.
Cuando nosotros “queremos o nos quieren” con apego, es una emoción que se limita en habitar solamente en el ego, cuando queremos o alguien nos quiere con libertad, nos quiere en la forma más pura que puede existir. Siempre que sentimos apego por algo o alguien, debemos tener por seguro que no terminará de la mejor manera, ya que ese apego existe desde un deseo del ego y no del corazón.
El apego se alimenta de miedos e inseguridades, cuando no somos conscientes de qué parte de nuestros miedos surge el apego, será mucho más difícil vivir en libertad. En cambio, cuando podemos revisar y entender con claridad de dónde surge ese apego, estaremos un paso más cerca de la libertad. El desapego, como cualquier libertad, es una elección.
Las expectativas son una serie de requisitos y acciones que esperamos de una situación o de una persona. Estos requisitos y acciones vienen de nuestro ego, son deseos que se evocan desde un juicio y una percepción del deber ser.
Tener expectativa en algo o alguien es de las cosas que mas nos daña a los seres humanos, ya que nuestro ego estará tan recargado en esas expectativas que cuando no se cumplen, nos lastiman. Es muy común confundir el dolor profundo del ego con el dolor del corazón, pero un corazón no duele de la misma manera que duele el ego.
Muchas veces solamente somos ciegos y no queremos aceptar cuando el dolor viene del ego y no del alma. El ego está herido cuando los requisitos no se vieron cumplidos, el corazón no tiene requisitos, no tiene expectativas, simplemente ama y es.
Existe una pequeña diferencia entre tener expectativas sobre una situación y tenerlas sobre otro ser humano. Al depositar expectativas en el otro, estás haciendo una sobre carga energética y demandante en la otra persona y no sólo coartas tu libertad; debemos entender que cuando depositamos una expectativa en otro ser humano, también estamos coartando su propia libertad.
Al crear una expectativa estamos creando una falsa realidad, ya que eso que surge de nuestra expectativa, auténticamente no reside en el receptor, por lo cual es una falsedad. Cuando soltamos y nos deshacemos de una expectativa, entonces no tenemos un juicio que emitir ni una comparación que hacer y por lo tanto, estaremos viviendo en libertad.
Por otro lado, aunque la validación no es una libertad esencial, la validación va de la mano con esta libertad. Aunque parezcan opuestas, ambas vienen de un lugar particular del ego muy similar, es una necesidad de creer lo que la persona necesita ver en ti. Básicamente estás forzando a que el otro ser humano tenga una expectativa de ti, entonces también estarías haciendo que se viva una falsa realidad.
Nuestra necesidad nos hace esclavos de la persona de la cual necesitamos esa validación, al igual que en la pertenencia ¿hasta dónde podemos llegar solamente por validación?
Creo que es muy importante que entendamos que no necesitamos validación de nadie. Solamente existe en nosotros el poder de validar quien somos y lo que valemos.
Una de las libertades de mayor pureza, es la libertad de elección o libre albedrío. A excepción de las características físicas y fisiológicas (que fueron elegidas antes de nacer por nuestra alma o nuestro ser superior), cada día que tenemos frente a nosotros es una elección.
Por ejemplo, las emociones que experimentamos tras una situación, no son de elección nuestra como tal. Depende de las vivencias y experiencias que vivimos en el día a día como reaccionamos a dichos eventos o situaciones, lo que sí podemos elegir es la carga energética que le damos a las situaciones y el peso de las emociones. Si bien no es sano bloquear las emociones, cargarlas desmedidamente hacia un polo tampoco es saludable.
Continuamente estamos rodeados de elecciones y debemos tener claro que cada elección tiene un resultado, cada elección que tomamos nos va a dejar una lección al paso del tiempo. El libre albedrío es un regalo que adquirimos incluso antes de nacer y es una ley universal que cuando cedes tu poder de elección consciente, pierdes tu esencia como ser humano.
Nosotros podemos elegir o no un apego, crear una expectativa, hacer un juicio o una comparación, elegir pertenecer o podemos elegir la libertad de todo en su conjunto. Por eso es importante siempre tener presente el poder de la libertad de elección.
El amor es el sentimiento más puro que existe en el universo. En el universo existen dos fuerzas mayores, una de esas es el amor. El amor es la fuerza de la creación, de la creatividad, de la expansión, de la conciencia y de la fertilidad.
El amor es la mayor vibración del universo, su frecuencia solo puede ser sintonizada por otra frecuencia de amor. El amor es una frecuencia expansiva que se multiplica cada que se unen más frecuencias de amor.
Existen diferentes tipos de conexión con la frecuencia del amor: la sintonización pura con esta frecuencia, y la sintonización con interferencia. En el plano terrenal se puede sintonizar con la frecuencia del amor en el estado mas puro y experimentar las sensaciones físicas y energéticas de esta frecuencia.
En el amor no existen condiciones ni ataduras, no existe el juicio ni las expectativas, no hay comparación, el amor es pureza y si en tu cuerpo habitan estas emociones, entonces la vibración no puede expandirse por tu cuerpo, por lo tanto, existe una interferencia y la conexión con la frecuencia del amor no es pura.
Para llegar a sintonizar en estado puro, lo primero que debemos hacer es limpiar nuestra mente de cualquier pensamiento y depurar el cuerpo de las emociones que interfieren con el amor. La herramienta mas efectiva para poder conectar con esta frecuencia, es la meditación profunda ya que, en la meditación, la vibración de nuestro cuerpo empieza a elevarse y la sintonización con la frecuencia del amor solo puede ocurrir cuando nos encontramos en vibración elevada.
Cuando una materia o energía está conectada y sincronizada con la frecuencia del amor, su capacidad de crecimiento y desarrollo es ilimitada ya que, como decimos al principio, el amor es la mayor fuerza de creación que existe en el universo.
Al elevar la vibración de nuestra materia (con alimentación, meditación, agradecimiento etcétera) y sintonizar con la frecuencia del amor, nuestra conciencia también evoluciona, aprende y expande. Cuando logramos esta conexión frente a nosotros, aparece un nuevo infinito de posibilidades.
Elegir la libertad del amor, es permitir que tu cuerpo y tu alma puedan conectarse con lo más grande del universo y en su estado más puro, es permitirte a ti y a tu alma la más grande expansión e integración con el universo.
Cuando entendemos las 7 libertades en su conjunto, podemos llevar a nuestro consciente la libertad con la que vivimos en la actualidad. Con esto pretendo que puedas trabajar en tu libertad y que, de ahora en adelante, tus elecciones solamente te lleven a una expansión en amor y en conciencia.
Soy libre.