En el mundo del yoga existen diversas prácticas con características específicas, algunas más enfocadas en el aspecto espiritual, otras en la fortaleza física, unas que demandan un mayor esfuerzo y otras que sirven como forma de relajación.
Entre ellas se encuentra el yoga de los cinco elementos, que recurre a prácticas antiguas que aprovechan el poder sanador de la naturaleza al invocar el poder curativo de los elementos naturales: tierra, viento, fuego, agua y éter.
Esta modalidad del yoga tiene raíces mitohistóricas y combina el yoga clásico con rituales mayas considerados chamánicos. Así, busca canalizar la energía del mundo natural y elevar la conciencia.
Por otro lado, la idea de que es posible sanar mente, cuerpo y espíritu al lograr el equilibrio de las energías internas que llevan las cualidades de los elementos naturales proviene originalmente de la filosofía hindú antigua, de los fundamentos del yoga y la ayurveda.
Por otra parte, el yoga tibetano, con más de 2 mil 500 años de antigüedad, surgió de una combinación de budismo tántrico indio, chamanismo tibetano indígena y medicina tibetana, que se basa en elementos que conforman la constitución humana y se relacionan con las emociones y las enfermedades.
El yoga tibetano combina movimientos, respiración, meditación y visualización para ayudar a abrir canales de energía (el equivalente a los chakras en hatha yoga). También equilibra los tres humores del cuerpo o componentes vitales (viento, bilis y flema), e integra el cuerpo y la mente.
Así, el yoga de los cinco elementos une la sabiduría y los rituales mayas y tibetanos, con el fin de que los practicantes puedan experimentar bienestar y alcanzar estados de conciencia más elevados.
Todo esto adquiere mucho sentido si se considera que los elementos naturales se pueden relacionar con los chakras, centros energéticos internos asociados con diversos estados de ánimo y funciones físicas, que se pueden desbloquear y equilibrar mediante la práctica del yoga.
Lo que busca el yoga de los cinco elementos es ser una práctica mística, medicinal y chamánica cuyo objetivo es equilibrar el cuerpo y la mente, así como fomentar un flujo armonioso de energía elemental.
Si bien los elementos en sí mismos y lo que cada uno representa varían de una cultura a otra, hay estados de ánimo generales y procesos físicos asociados con cada uno de ellos.
Tierra. Es un elemento calmante y mantiene el ego bajo control. Aquí se encuentra la energía de los huesos, músculos y tejidos, así como lo relacionado con las enfermedades "calientes", como la infección. Al conectar con la tierra se propicia la regeneración ósea y muscular, además de que adquieres una mayor seguridad y te sientes nutrido por la Madre Tierra.
Agua. Proporciona la capacidad de adaptarse, fluir, actuar desinteresadamente y soltar las cargas no saludables. El agua gobierna la sangre, los fluidos corporales y las enfermedades "frías", como dolor en las articulaciones. Al conectar con el agua obtienes el conocimiento de las polaridades femenina y masculina, y puedes conectar con tu sensibilidad a través de tus aguas internas.
Fuego. Proporciona confianza y valor. Se relaciona con la energía del metabolismo, el impulso y la creatividad, mientras que un exceso de este elemento puede presentarse como enojo u odio. Al conectar con el fuego te vinculas con tu poder personal, donde todo es posible, ya que obtienes la fuerza necesaria para superar todo lo que debas atravesar en tu experiencia de vida.
Aire. Es un canal para la comunicación clara y la autoexpresión. Influye en tu capacidad de actuar desde un lugar de compasión y amor. Al conectar con el aire eres capaz de sentir ampliamente ese amor incondicional que eres, al sanar tu cuerpo y mente a través de la respiración consciente.
Éter. Es un contenedor para los demás elementos y funge como la fuente de la intuición y la sabiduría del universo. Está asociado con la magnanimidad y la expansión, y es la fuerza de la creatividad. Al conectar con el éter te será más fácil conocer ese espacio donde todo se manifiesta y también, ser el dueño de lo que dices y de lo que callas.
La práctica del yoga de los cinco elementos te invita a ir hacia tu interior, donde puedes conectar con estos elementos que conforman la naturaleza y que también están en ti. Al vincularte con ellos y su energía puedes lograr una mejor salud física, emocional, mental y anímica.
Si te interesa iniciarte en la práctica del yoga o ampliar tu visión si ya lo practicas, en Harmonía te recomendamos las clases presenciales que se imparten en AgoraLucis, estudio de yoga ubicado en LaFontaine 78, Polanco, en la Ciudad de México, donde encontrarás clases de distintas modalidades de yoga, como Hata, Iyengar, Vinyasa, restaurativo y prenatal. Además, ofrecen clases de Kinam, una práctica psicofísica herdada por las antiguas culturas mesoamericanas, con la cual puedes lograr la conexión y el equilibrio entre cuerpo, mente, emociones y espíritu. Consulta toda la información y los horarios en este enlace.
Y también puedes practicar a tu ritmo, desde la comodidad de tu casa, a través de clases y talleres virtuales que ofrece YogaCloud, donde encontrarás opciones tanto de pago como gratuitas, para diferentes necesidades, como bajar de peso, mejorar la concentración, reducir el estrés, estirar tu cuerpo cuando pasas el día sentado en la oficina y prepararte para la llegada de tu bebé con el yoga prenatal. Consulta toda la información y las opciones disponibles en este enlace.