Hay muchos, muchos consejos y trucos que afirman ser los efectivos para finalmente poner orden en tu vida. Todos los consejos puedes integrarlos a tu rutina de manera natural y la mayoría sin mucho esfuerzo, pero esos cambios no duran por mucho. Sin embargo, hay un camino que te ayudará a llegar a el orden que tanto anhelas de manera definitiva.
El primer paso es detectar qué es lo que hace ese desorden. En casa, ¿hay una silla en la que siempre dejas tu ropa sucia? ¿se acumula la basura sobre tu escritorio? ¿en la cocina hay utensilios sin lugar?
Observa estos patrones y peculiaridades y toma nota de ellos. Lo que pasa en casa, lo puedes detectar en otros entornos de tu vida. Esto es lo que todos los demás consejos de organización y orden te recomiendan cambiar. Sin embargo, no vas a luchar contra eso; no vas a cambiar lo que haces: lo vas a hacer funcionar.
La silla donde siempre acumulas tu ropa, la usas por una razón. Tal vez porque está al lado de donde usualmente te desvistes y por esa razón no vas a cambiarlo aunque busques más organización, porque así es como te funciona. Si intentas forzarte en una nueva rutina para mantener esa silla limpia, no durará. No necesitas cambiar tu rutina para lograrlo; en lugar de eso, coloca tu cesto de ropa ahí y coloca la silla en otro lugar.
Si colocas el cesto de la ropa en ese sitio, no es necesario cambiar ninguno de los patrones que ya tienes. Puede parecer un lugar extraño para tu cesto, pero eso no importa, porque es tu lugar. No tienes que crear un nuevo hábito para usarlo, porque ya lo haces. Has tomado lo que ya hacías y lo hiciste funcionar.
Puedes aplicar este enfoque a cualquier otra cosa en tu vida. En la cocina tal vez tengas un cajón de especias al que nunca regresan después de usarlas. Es muy probable que si pasa eso, es por que no necesitas ese cajón, así que puedes establecer un sistema diferente que se ajuste a tus hábitos y así funcionará mejor.
Con tus documentos, seguramente pasa lo mismo. Intenta hacer una carpeta separada de documentos importantes al frente de tu archivero. Puedes colocarlo fácilmente allí en lugar de guardarlo en cualquier otro lado cuando lo desocupas. Si tu escritorio está cubierto de hojas que no te sirven, coloca un bote de basura justo al lado para que no tengas que levantarte para usar el que está en otra habitación, o de otra manera sólo acumularás.
Si intentas no olvidar cosas, por ejemplo llevar al trabajo un documento importante, déjalo al lado de algo con lo que no podrías salir sin llevarlo (el celular, tus anteojos, tus llaves, etcétera). Si necesitas llenar la lavadora con una carga para que lave en lo que no estás, deja el cesto de la ropa sucia en la puerta, o si tienes que sacar la basura al salir, haz lo mismo.
Este enfoque te brinda algo que a la mayoría de los otros enfoques organizacionales no: confianza en ti mismo. Confía en que ya haces lo que te funciona y encaja con tus hábitos y tu psicología.
Tú no eres el problema, es el mundo que te rodea. Puedes mejorarlo a través de algo tan pequeño como mantener el bote de basura en el baño porque es ahí donde te sirve. Creelo, se necesita más esfuerzo para ser desordenado que para ser organizado, y al pensar en la organización de esta manera, finalmente puedes hacerla realidad.
Con información de Greatist