Uno de los aspectos del cuidado personal que más importan y preocupan a las personas es el estado de su piel. Si bien la forma de cuidarla y tratarla varía de una persona a otra y depende del tipo de piel que cada quien tenga (grasa, seca, mixta, con brotes o manchas, etcétera), existen ciertas recomendaciones básicas que aplican para todos, sin importar género, edad o tipo de piel.
Los siguientes son tres consejos que los dermatólogos suelen dar para que cualquier persona pueda darle a su piel el cuidado básico que requiere.
En el caso de la piel, además del cuidado que puedas darle con cremas y tratamientos el bienestar surge sobre todo de dentro hacia afuera, por lo que una alimentación saludable es clave para tener un cutis radiante.
En general, los alimentos con alto contenido de antioxidantes tienen un efecto protector y benéfico para la piel. Así que procura incluir en tu dieta alimentos como frutas y verduras amarillas y anaranjadas, verduras de hoja verde, tomates, bayas, leguminosas, salmón y nueces.
Pero no te agobies en centrarte en cierto grupo específico de alimentos, pues al final, lo que más va a beneficiar a tu piel es lo que más beneficia también a tu salud y bienestar en general. Así que lo importante es que te mantengas bien hidratado, lleves una alimentación variada, equilibrada, basada en ingredientes naturales y evites al máximo los productos procesados y llenos de calorías vacías.
También toma en cuenta que algunos alimentos están asociados con el daño en la piel. Por ejemplo, algunas investigaciones sugieren que una dieta alta en azúcares procesados o refinados, así como otros carbohidratos y grasas no saludables, promueve el envejecimiento de la piel. Por ello y por tu salud en general, lo mejor es que evites o disminuyas el consumo de este tipo de productos.
Adicionalmente, puedes complementar tu alimentación con suplementos que son benéficos para la piel, como colágeno hidrolizado, ácido hialurónico, vitaminas C y D, zinc, ácidos grasos omega 3 y betacarotenos. Sin embargo, antes de consumirlos es necesario que consultes con tu médico para que te recomiende el tipo de sumplemento y la dosis más adecuada para tus necesidades.
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Antes, el protector o bloqueador solar se usaba sólo cuando ibas a estar expuesto a los rayos solares por un periodo prolongado. Sin embargo, ahora la recomendación es utilizarlo diariamente, incluso en invierno, en días nublados.
Y también es necesario usar bloqueador si pasas la mayor parte del tiempo en casa. Esto se debe a que, mientras que los rayos UVB (del tipo que provocan quemaduras solares) están bloqueados por el vidrio de las ventanas, los rayos UVA no y son éstos los principales contribuyentes al fotoenvejecimiento.
Además, la luz emitida por focos y, sobre todo, por las pantallas de celulares y computadoras que ahora se utilizan durante más tiempo, también resulta dañina para la piel, por lo que el bloqueador ayuda a protegerla.
Lo ideal es que tu bloqueador tenga un factor de protección solar (FPS) mínimo de 30 para el uso diario y de 50 si te vas a exponer al sol por periodos prolongados o en horas en que la radiación es mayor, lo cual ocurre aproximadamente entre 11 de la mañana y 4 de la tarde.
Es muy importante que te desmaquilles y laves tu cara antes de dormir; pero incluso si no sueles usar ni una gota de maquillaje, debes lavar tu rostro todas las noches.
Esto se debe a que pequeñas partículas, como las que están presentes en la contaminación ambiental, el polvo y la suciedad, se acumulan en tu piel y causan daños mientras duermes debido a los radicales libres.
Además, la piel es más permeable por la noche, lo que hace que la aplicación de humectantes, cremas y tratamientos antes de acostarte sea más importante. ¿Y qué necesitas para asegurarte de que los ingredientes de esos productos hagan su trabajo? Una piel fresca y limpia.
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