Resulta que todos esos adictos a la cafeína que aseguran que el café te mantiene joven y saludable tienen razón. Y todos esos estudiosos que no dejan de repetir que beber demasiado café hará que te de un infarto ¡también! ¿Pero cómo?
Un estudio reciente de la universidad de Harvard asegura que incrementar el consumo de cafeína reduce el riesgo de diabetes, mientras que este estudio de la American Heart Association encontró que el consumo del café reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares hasta en un 15%. Además, el estudio, realizado en más de 200, 000 personas, establece una relación inversa entre el consumo del café y el mal de Parkinson, el cáncer de próstata y la endometriosis. El café también se encuentra en el 5 lugar de una lista de 50 alimentos y bebidas que son ricos en antioxidantes, es decir, compuestos que protegen al organismo del daño de los radicales libres que provocan degeneración celular.
Sin embargo...
Tras varios años de investigación, la Organización Mundial de la Salud recientemente incluyó al café en la lista de alimentos cancerígenos, junto con la leche de vaca y los embutidos. Mientras que otro estudio de 2007, afirma que el cafestol contenido en el café incrementa el colesterol en la sangre aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esto sin contar que la mayoría de los expertos asegura que el café provoca ansiedad, transtornos del sueño y migrañas.
¿Entonces?
El café como la mayoría de los estimulantes y de los alimentos en general no es bueno ni malo por sí mismo y sus consecuencias sobre nuestro organismo dependen completamente de cómo lo consumimos. Una o dos tazas al día, incluso tres, no nos harán daño y, por el contrario, pueden ser muy benéficas para el organismo. Pero si nos excedemos y pasamos todo el día bebiendo café es muy probable que suframos las consecuencias negativas antes enunciadas, además de dañar severamente nuestro hígado. Recuerda que el secreto para la armonía está en el equilibrio.