¿Te imaginas pasar un día sin escuchar ni una sola canción de tu artista favorito? Bien lo decía Nietzche que la vida sin música sería un error. Si prestas un poquito de atención a tu alrededor, todo es sonido; el canto de los pájaros, los coches, las hojas de los árboles que se mueven con el aire, el andar de las personas y así, todo es sonido.
La música es algo que forma parte de nuestra vida, ha existido durante miles de años y hasta podría decirse que la llevas dentro desde que estás en el vientre de tu madre, pues desde ahí, el ser humano es capaz de percibir tanto los sonidos del organismo de su madre, como los del mundo exterior.
Dicen que la música une a la gente, además, ha servido para protestar, para recordar a personas que ya no están contigo, para llorar, reír y pasarla bien.
También está el lado medicinal de la música, algo que podrías no imaginar pero el efecto que tienen ciertas frecuencias sobre tu cuerpo y mente puede resultar bastante beneficioso para algunas personas.
De hecho, a lo largo de los años se han llevado a cabo diferentes estudios para ver qué canciones son las que te hacen sentir feliz y por qué. La frecuencia y el ritmo de las canciones son la clave aquí. Así como hay melodías que te hacen sentir triste, también están las que te relajan, hacen sonreír o te ponen eufórico.
Pero ¿qué pasaría si te dijeran que la música puede ser una herramienta para tratar a pacientes con enfermedades neurológicas como el Alzheimer, demencia, trastorno de bipolaridad, entre otras? Tal vez sea algo difícil de creer y por supuesto no quiere decir que sea la llave mágica para curar a los pacientes, lo que sí es un hecho es que varios neurólogos - el fallecido Oliver Sacks, Daniel Levitin, entre otros - han demostrado que la música tiene un gran efecto en el cerebro de estas personas.
El trabajo de Oliver Sacks ha sido muy reconocido, ya que tuvo contacto con pacientes de casos insólitos, en su mayoría con algún padecimiento neurológico. Es autor de varios libros que fueron y aún son muy reconocidos, como Despertares, Musicofilia y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, por mencionar algunos.
Despertares se convirtió en una película protagonizada por Robin Williams. Un filme que retrata la vida de pacientes en estado catatónico y que logran regresar por algunos instantes a la vida gracias al contacto físico con las demás personas, a las actividades grupales y a la música. La cinta está basada en la vida real y en ella se pueden ver los comienzos de Sacks dentro del mundo de las neurociencias.
Oliver Sacks decía que la música siempre provoca alguna emoción, y cuando esto se suma a actividades diarias, los pacientes pueden traer a su mente las memorias que evocan aquello que hacien. Esto mejora su capacidad cognitiva con el tiempo.
La terapeuta sensorial y cantante de ópera Linda Maguire dice que la aptitud y apreciación musical son las últimas dos habilidades que pierden los pacientes con demencia. Así, la música tiene la capacidad de llegar al ser real de la persona, dejando a un lado el padecimiento.
Los pacientes que tienen una demencia avanzada pierden la habilidad de compartir sus emociones con aquellas personas que los cuidan, por ello la música puede ser una herramienta con la cual pueden bailar y sentirse más libres y por consecuencia tener contacto con las personas que los rodean.
La fundación de Alzheimer de Estados Unidos tiene todo una página dedicada a la terapia con música, ya que ellos aseguran que, cuando es utilizada de la forma correcta, la música puede mejorar el estado de ánimo, aliviar el estrés y mejorar nuestra capacidad cognitiva.
Todo esto y mucho más es lo que puedes encontrarlo en el documental Alive Inside, una pieza que te recuerda la importancia de la música, del contacto humano y de lo necesario que es preocuparse y ocuparse de aquellas personas que tienen algún padecimiento mental o neurológico. Además, su contenido deja abierta la posibilidad para buscar alternativas naturales para ayudar a las personas con estas condiciones.
¿Qué canción te hace vibrar a ti y sentirte vivo?