El estrés es una reacción del organismo ante situaciones adversas; generalmente puede causar malestares físicos como sudoración excesiva, taquicardia, hormigueo en las extremidades y sensación de vacío en el estómago, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
Por su parte, el Journal of Physiology and Pharmacology señala: “El estrés muestra tener efectos a corto y largo plazo sobre las funciones del aparato digestivo.
Algunos de estos efectos son:
1. Alteraciones en la motilidad gastrointestinal
2. Aumento en la percepción visceral
3. Cambios en la secreción gastrointestinal
4. Efectos negativos en la capacidad regenerativa de la mucosa gastrointestinal y el flujo sanguíneo de la mucosa
5. Efectos negativos sobre la microbiota intestinal
6. Disminución en la oxigenación de nutrimentos
7. Cuatro veces menos flujo sanguíneo en el sistema digestivo, lo que hace más lento al metabolismo.
De acuerdo con la Clínica Universidad de Navarra, el sistema digestivo actúa como un “pequeño cerebro”, por eso, cuando estamos estresados, el estómago es uno de los primeros órganos en verse afectado.
Al paralizarse el vaciamiento gástrico, es muy común que experimentemos náuseas, mientras que el intestino delgado se vuelve más sensible, por lo que se incrementa el dolor en el estómago y flatulencias.
¿Cómo evitar que el sistema digestivo se vea afectado por el estrés?
Aquí te dejamos una infografía con más información: