¿Qué es a lo que nos referimos cuando hablamos de energía? Desde la perspectiva de la ciencia es la capacidad de realizar un trabajo, es decir, poder. Para la ciencia, el ser humano no siente la energía per se, sino que la manifiesta simplemente cuando hace algo. Sin embargo, comúnmente hablamos de sentir que tenemos más o menos energía e incluso de sentir la energía de algo o alguien. Aunque esa energía pueda ser incuantificable y no pueda encontrarse en ningún lugar en específico, nos parece real.
Tradiciones como el taoísmo, el budismo o el hinduismo -así como también algunas tradiciones prehispánicas y demás- consideran que la energía es algo que es parte del constituyente básico del cuerpo humano, si bien algo más sutil, a veces asociado con la conciencia o el espíritu. Tenemos por supuesto términos como "chi" o "prana" que vinculan la energía con el aire o aliento. Y de aquí se derivan toda una serie de prácticas -como el yoga- para conservar, conducir o cultivar esa energía o fuerza vital que se encuentra en el cuerpo y en la naturaleza en el aire o, según se cree, en una especie de éter. Notablemente, en el budismo se dice que el viento o prana es el caballo que la mente monta. Algo que la ciencia moderna también ha notado a su manera, ya que diversos estudios muestran que los cambios en la respiración se correlacionan con cambios en la mente -diferentes estados anímicos y cognitivos-. Todos sabemos que si logramos calmar nuestra respiración, podremos pensar más claramente.
Muchas personas buscan sentir la "energía" de las cosas. Esto se ha vuelto un tema altamente especulativo y dudoso en la espiritualidad new age, en la que se habla de todo tipo de técnicas, desde uso de cristales hasta invocaciones metafísicas y demás. Más allá de que estas cosas puedan funcionar o no, existen métodos tradicionales que logran sensibilizarnos con el más básico movimiento de la energía del cuerpo: los efectos de la atención y la respiración. ¿Qué sucede cuando llevamos nuestra atención a cierta parte del cuerpo? ¿Y qué sucede si respiramos allí? ¿Qué sucede si acompañamos estos procesos con una visualización? ¿Qué sucede si introducimos un sonido, una vibración?
Por milenios los taoístas han utilizado técnicas del cultivo de energía que hoy conocemos como qigong, particularmente el daoyin, literalmente "conducir energía". Entre los practicantes se dice que donde va la atención, va la energía. De nuevo se nos presenta este misterio de la unidad de la conciencia y la energía. En el hinduismo tenemos técnicas como el prana-yama y diferentes tipos de yoga, algunos completamente internos. Para estos fines, resulta mucho más interesante practicar el yoga no como se practica en Occidente, basado en el fitness, sino ligado a procesos meditativos. En el budismon tibetano existen prácticas de yoga directamente ligadas al cultivo del cuerpo sutil energético, llamadas tsa lung.
En suma, la forma más básica de sensibilizarse a la energía es realizar cualquier practica que lleve a una persona a ser consciente de su respiración, esto es, a observar los efectos que tiene la respiración y hacer diferentes ejercicios de respiración -combinados con movimientos corporales o visualizaciones- en el cuerpo y en la mente. Una persona que practica esto consistentemente empezará notar cómo existe una relación entre el aire (el prana) y su sensación de bienestar, claridad mental, deseo sexual y demás. Luego podrá profundizar más y dirigir voluntariamente esta energía, lo cual es un camino hacia el éxtasis místico.