El Dalái Lama ha declarado en varias ocasiones que la causa de nuestra infelicidad es que no sabemos manejar nuestras emociones. Para el budismo ciertas emociones son consideradas nocivas, casi venenosas, por ejemplo el miedo, la ira y la frustración. Es por ello que aprender a lidiar con nuestras emociones es una de las tareas principales que cualquiera que desee ser feliz debe aprender.
Pare el monje Phap Dung, del monasterio de Plum Village en Francia (famoso por haber sido fundado por el maestro zen vietnamita Thich Nhat Hanh), el budismo es capaz de lidiar con la ansiedad y el miedo más profundo de esta manera:
Vemos la mente como una casa, así que si tu casa está incendiándose, debes primero ocuparte del fuego, no ir a buscar a la persona que causó el fuego. Como dice la famosa parábola de la flecha: un hombre herido por una flecha no debe retardar su atención médica preguntando los detalles de quién le disparó. El Buda enseña que de alguna manera todos estamos heridos por la flecha de las emociones negativas y debemos atendernos urgentemente en lugar de indagar en ellas.
Primero ocúpate de esas emociones, porque todo lo que viene de un lugar de miedo y ansiedad y enojo sólo hará peor el incendio. Regresa y encuentra un lugar de calma y paz para apaciguar la flama de las emociones.
Para lograrlo, el budismo practica un conjunto de técnicas, como el mindfulness, también traducido como "atención plena" y que consiste en vivir el aquí y el ahora, así como prestar atención a la respiración y aprender a usarla a nuestro favor.
Lo importante es tratar de apagar el incendio de nuestras emociones, en lugar de avivarlo buscando explicaciones o culpables.