La vida está llena de todo tipo de vivencias y experiencias que producen en ti toda clase de emociones. Y aunque quizás pienses que sería mejor evitar aquellas que te generan dolor, tristeza, enojo, miedo o angustia, al final todas forman parte de tu historia de vida, para hacer de ti la persona que eres actualmente.
A veces ocurren malas rachas, en las que todo parece estar en tu contra y nada sale como quisieras. Generalmente, puedes salir de esos baches gracias a tu resiliencia y al apoyo de tus seres queridos.
Pero, ¿qué pasa si alguna vez te quedas atorado en uno de esos baches y, por más que te esfuerzas y por más que te ayudan, no logras salir? Ese es el momento en el que puede que necesites de un impulso extra, el cual encuentras al acudir con un profesional de la salud mental y emocional: un psicólogo o psiquiatra.
Estos profesionales cuentan con los conocimientos necesarios para orientarte en la solución de problemas y ayudarte a enfrentar las situaciones que te han llevado a estar mal emocionalmente.
Por ello, acudir a terapia debe dejar de ser visto como un tabú o como algo malo, ya que cualquier persona puede llegar a necesitarlo en algún punto de su vida para recuperar el equilibrio.
Pero ¿cuándo es momento para acudir con el psicólogo o psiquiatra? La respuesta depende de cada persona. Cada quien tiene límites distintos y diferentes capacidades para lidiar con las emociones.
Lo importante es que, de manera muy personal y honesta, hagas un análisis de lo que ha pasado y de cómo te sientes al respecto. Reflexiona sobre la forma en que esas emociones afectan tu vida, tu actitud, tu carácter, tus actividades diarias, tu desempeño en el trabajo y tus relaciones con la familia, los amigos y los compañeros.
Si detectas que las emociones que se han generado últimamente en ti afectan alguno o varios de esos aspectos y que, por más que te esfuerzas, no logras superar los sucesos que las ocasionaron y no puedes manejarlas adecuadamente, eso es una señal de que necesitas ayuda extra.
Checa los siguientes puntos y úsalos como guía para saber si deberías buscar ayuda profesional para manejar tus emociones y solucionar las situaciones que las provocan:
- Piensas que ya nada tiene sentido, la apatía te domina y has perdido el entusiasmo.
- Todos o la mayoría de tus pensamientos tienden hacia lo negativo.
- Te has empezado a aislar de tus seres queridos.
- Si lo que te tiene emocionalmente mal surgió a partir de sucesos como un accidente, un asalto o algún otro percance, ahora sientes miedo de realizar la actividad durante la cual ocurrió aquello.
- La emoción te desborda, te hace estar a la defensiva y responder con enojo o agresividad.
- Tratas de evadir tus emociones al adquirir o retomar adicciones como el alcohol y el cigarro (y más aún, si no controlas su consumo).
- Te domina la ansiedad y no puedes sentirte tranquilo.
- Tus hábitos de sueño se alteran considerablemente, ya sea que te dé insomnio o que empieces a dormir más de lo necesario y habitual.
- Has dejado de disfrutar lo que antes te gustaba, incluso el sexo, y ni siquiera sientes deseos de hacerlo.
Si tus sentimientos coinciden con alguna de estas situaciones, o si sientes que tú solo ya no puedes lidiar con las emociones que te embargan, considera recurrir a un psicólogo o psiquiatra.
El primer paso es justo ese: reconocer que necesitas ayuda. Luego, viene algo que puede resultar difícil: dejar a un lado el ego y la idea de que tú solo debes resolverlo todo, para ir en busca de esa ayuda e iniciar una terapia psicológica.
Y si no eres tú, sino alguno de tus seres queridos quien atraviesa por una mala situación que le ha afectado más allá de sus límites, anímale para que acuda a terapia y hazle ver que es algo totalmente normal, que no debe sentir vergüenza. Incluso puedes acompañarlo, para que se sienta apoyado.