"Cada ser humano lleva en sí mismo un hombre ideal, lo mismo que cada trozo de mármol contiene en bruto una estatua..."
José Martí
El desarrollo y la formación de la personalidad se presenta durante toda la vida del ser humano desde que nace hasta que muere. Las circunstancias socioculturales e históricas que vive en determinadas etapas de su vida determinan las caracteristícas de cada persona; las relaciones interpersonales y el entorno determinan el desarrollo psíquico humano y la personalidad.
El desarrollo psíquico es un proceso de cambios continuos en la forma de pensar, sentir y actuar. La idea es ir comprendiendo la realidad a través de la relación que se tiene con otros individuos y con la naturaleza.
La educación y contención del individuo es de suma importancia para un desarrollo psíquico y de personalidad sano, donde los factores externos (sistema de actividades y comunicación con los otros) e internos tienen un rol significativo, dando lugar a la Situación Social del Desarrollo, que se entiende como la "combinación o relación única e irrepetible entre las condiciones internas y las condiciones externas que caracterizan al sujeto en cada etapa evolutiva, lo que determina el surgimiento y el desarrollo de nuevas actividades, formas de relación, de comunicación y por tanto, el surgimiento de nuevas acciones psicológicas y nuevas formaciones" (Bozhovich, 1976, p.36). Esto le permite al individuo integrarse en una vida social, desarrollando así su personalidad.
Durante toda su vida el individuo tendrá que relacionarse y socializar con otras personas, en la familia, escuela, trabajo o comunidad. Estos grupos sociales influirán en la percepción y recepción activa que realiza el individuo sobre su entorno y esto es lo que generará su carácter.
Ninguna persona es la misma a lo largo de su vida, por eso durante el desarrollo se puede presentar algunas crisis que rompa con el equilibrio y estabilidad y la personalidad se definirá dependiendo de las experiencias vividas que puedan ser o no negativas.
Es importante saber el rol que juegan los agentes de socialización en la Lactancia, la Edad Temprana, la Edad Preescolar, la Edad Escolar, la Adolescencia, la Juventud y la Adultez Mayor.
Lactancia (0 a doce meses):
En el instante que nace, el bebé empieza a tener movimientos involuntarios, espontáneos e impulsivos; estirarse al despertar, pataleo, gritos. Una de las características fundamentales de esta etapa son los reflejos incondicionados (reacciones congénitas que se producen en un organismo inmaduro), estos reflejos son los que aseguran la supervivencia del niño ante las nuevas exigencias del medio, como cuando succiona todo lo que se le acerque a los labios. Estos reflejos inmaduros van desapareciendo con el tiempo, a los 3 meses empieza a diferenciar que sí y que no.
El niño depende completamente de sus padres para satisfacer sus necesidades fisiológicas. Esta interacción comienza a hacerse más compleja cuando toma además un significado social ya que comienza un proceso de trasmisión de sentimientos. Se pasa de una necesidad básica como alimentarse, a la expresión de necesidades sociales y afectivas, como recibir el cariño y la atención de sus padres. El niño comienza a manifestar sus reacciones emocionales positivas en las que expresa la necesidad de comunicación, asimismo el niño tiene una reacción motora cuando ve y escucha al adulto y empieza a mover los brazos, pies, se agita o se queda tranquilo. A este estado se le llama complejo de animación.
Tiempo después comienza a desarrollar la comprensión del lenguaje, posteriormente empieza a desarrollar la coordinación manual al intentar agarrar los objetos que después podrá sujetar y finalmente será capaz de agitar y golpear con él.
En los últimos meses el niño logra el control de la cabeza y tronco; se sienta, gatea y finalmente logra permanecer de pie.
En esta etapa el bebé tiene un vínculo emocional fuerte con los adultos que lo rodean y comienza a aprender como relacionarse con la realidad que lo rodea.
Al finalizar el primer año de vida, el niño ha logrado el desarrollo de los órganos de los sentidos, las bases para el desarrollo del lenguaje, agarrar los objetos y puede mantenerse parado sin apoyo. Todo esto gracias al fuerte vínculo emocional con la madre.
Edad tempana (aproximadamente desde finales del primer año hasta los tres años)
El niño siente gran curiosidad por el mundo que lo rodea y lo explora con entusiasmo. Busca ser cada vez más independiente, comienza a diferenciar para que es cada objeto y comienza a separar los objetos de su función social para comenzar a utilizarlos simbólicamente (utiliza un lápiz como un carrito).
El lenguaje está ligado a las acciones con los objetos. En esta etapa el niño escucha con mayor interés las conversaciones y hay comprensión de las palabras y de las órdenes verbales sencillas que van regulando la conducta del niño.
En el desarrollo de la personalidad aparece el reconocimiento de sí mismo como un ser independiente. Primero se reconoce en su aspecto externo y luego pasa al mundo interior donde aparece la autoconciencia. La necesidad de satisfacción independiente se convierte en motivo de reacciones de rebeldía, lo que caracterizará la crisis del desarrollo en esta etapa. Hay que conversar con el niño y explicarle por qué puede o no puede hacer ciertas cosas para lograr cierta autonomía que favorezca su desarrollo. Si el adulto se convierte en un obstáculo y no le permite la autonomía que necesita, puede prolongar la crisis y puede influir negativamente generando dependencia e inseguridades.
Las transformaciones cualitativas en los tres primeros años de vida son tan considerables que se dice que el niño se encuentra en el punto medio de desarrollo del hombre.
Preescolar (aproximadamente desde los 4 hasta los 6 años)
En esta etapa el niño adquiere capacidades para expresar sus necesidades y pensamientos a través del lenguaje. Esto les ayuda a ser más "independientes" y las ideas le permiten formar su propia visión del mundo. El niño comienza a hablar solo, luego empieza a pensar en la solución de problemas que se le presentan en el juego; desarrolla su capacidad para utilizar símbolos y acciones en el pensamiento, tiene noción de la edad, tiempo y espacio. Esta es la etapa del pensamiento pre operacional.
La función simbólica es la capacidad para representarse mentalmente imágenes visuales, auditivas o sinestésicas, por ejemplo, puede utilizar una cuchillo como un espada aunque sabe que esa no es la verdadera función de ese objeto.
Se dispara el aprendizaje de las relaciones, del lugar y del mundo en general a partir de la comprensión de reglas que son trasmitidas por la familia, el juego de roles como cuando juega a la casita y asume el papel de mamá o papá.
A finales de esta etapa comienzan las relaciones de amistad, pero la relación fundamental es con sus padres. Se desarrollan la atención y la memoria voluntaria, aparece el lenguaje explicativo, relata acciones sin necesidad de ejecutarlas durante el juego, va adquiriendo valores y actitudes de la cultura que los educa, se identifica con otras personas y hay aprendizaje emocional.
Empieza a ir a la escuela, hay un mundo desconocido con nuevas exigencias que pueden generar crisis de adaptación en los niños preescolares.
Edad escolar (comprende aproximadamente de los seis a los once años)
En esta etapa el niño cambia de ambiente familiar, ingresa a la escuela, se inserta a la actividad de estudio que a partir de este momento va a establecerse como actividad fundamental de la etapa. Hay mas contacto del niño con la sociedad, la cual impone exigencias que requieren del desarrollo de nuevas habilidades y destrezas para su superación personal.
En este período pueden destacar problemas que son el resultado de dificultades en los métodos educativos de la familia como la sobreprotección y padres autoritarios o permisivos.
En esta etapa el estudio y el juego son esenciales, ya que el juego consiste en dar oportunidades de aprendizaje, competir, canalizar energía y actuar en forma agresiv. El niño va ganando confianza en sus capacidades, va aprendiendo a aceptar y respetar normas.
En esta etapa la relación con los padres cambia, hay más independencia y autonomía, aunque los padres siguen siendo muy importantes en el afecto, como guías de vínculos confiables y duraderos y como afirmación de su valor como persona. Las reglas son más claras, sistemáticas y consistentes.
Los profesores tienen un rol importante en esta etapa ya que se convierten en el modelo a imitar. Los maestros imparten valores y transmiten las expectativas sociales al niño y, a través de la actitud del niño, se va desarrollando su autoestima. Hay mayores conocimientos e interpretan las relaciones entre los diferentes objetos y eventos de la realidad. El grupo escolar es uno de los ejes centrales del desarrollo del niño en esta etapa ya que es en la interacción con otros niños donde descubre sus aptitudes, sus cualidades y su valor como persona. Aquí desarrollaa su auto concepto, se abre a nuevas perspectivas y hace juicios independientes
El contacto con otros niños les ayuda a aprender cómo ajustar sus necesidades y deseos a los de otras personas, cuándo ceder y cuándo permanecer firme. Los niños de esta edad son muy susceptibles a las presiones para actuar, lo que afecta a los niños de baja autoestima.
Todos los procesos cognitivos se vuelven más voluntarios en esta etapa. A los seis años el niño opera a través de conceptos científicos; diferencía los objetos y fenómenos de la realidad, es decir, puede resolver problemas utilizando la representación mental del hecho sin necesidad de operar sobre la realidad para resolverlo; hay mejoras en la memoria, aumenta el vocabulario y hay mayor desarrollo de la atención. También aparece la moral vinculada a la consideración del bienestar del otro.
Adolescencia (abarca aproximadamente entre los 11 y 20 años)
En esta edad el niño comienza a transitar por una etapa con vivencias profundas y cambios significativos internos y externos, en la cual tiene lugar uno de los momentos más críticos del desarrollo de su personalidad.
Hay cambios físicos que contribuyen a una imagen personal cambiante e inestable que se manifiestan en el área afectiva, social y cognitiva. Emite juicios y expone ideas con criterios críticos.
Hay inestabilidad emocional que se expresa en constantes dificultades en la interrelación con los adultos, irritabilidad, hipersensibilidad y bipolaridad entre introversión y extroversión.
Uno de los sentimientos que caracterizan al adolescente es el de ser incomprendido por no ser ni niño ni joven. Esto provoca un conflicto entre lo que potencialmente el adolescente puede hacer y lo que socialmente le es permitido ya que oscila entre arranques de independencia y actuaciones infantiles que requieren protección y dependencia.
En esta etapa el grupo de amigos se vuelve de vital importancia para el adolescente ya que se cuestiona qué posición ocupa en el grupo y cómo lo valoran los amigos. Aquí el adolescente se va a percibir a sí mismo en función de la percepción que tiene su grupo de él. Si en el grupo es reconocido negativamente puede tender a la búsqueda constante de aceptación por parte del grupo.
A pesar que el adolescente tiene sus propias ideas y juicios morales, estos sólo se expresan en función de lo que el grupo acepta o no. También confluyen numerosos grupos informales, la comunidad, la familia y la escuela. Una comunidad en la cual existen peleas, delincuencia, violencia y drogadicción, transmite valores negativos y distorsionados a los adolescentes que la integran.
Juventud (etapa que comprende aproximadamente de los 20 hasta los 35 años de edad)
El adolescente resuelve su crisis y se vuelve más independiente y toma más responsabilidad en sus actos. Comienza a desprenderse de los grupos, dejando de ser estos, el regulador externo de su conducta. Aparece una autodeterminación consciente que regula el comportamiento interno.
Su autovaloración depende más de la imagen que él tiene de sí mismo que de las opiniones de los demás. Hay una búsqueda de pareja con el fin de formar una familia estable.
La actividad fundamental del desarrollo de la personalidad en esta etapa es la preocupación constante por la superación profesional que realizará el resto de su vida. El joven se convierte en el centro de su propio ideal, se incluyen familiares con fuerte vínculo afectivo, compañeros y personalidades históricas.
Aparece una concepción del mundo más estructurada que permite comprender y emitir juicios sobre diversas situaciones morales, vistos como sistemas de normas y valores. El joven desarrollará todas sus capacidades en cualquiera de las actividades en las que se desenvuelva. Las amistades toman más fuerza afectiva y los compañeros de trabajo le transmitirán nuevas experiencias y pautas de comportamiento.
El joven toma sus propias decisiones y se responsabiliza por su propia vida. El incremento de la madurez y el autocontrol en esta etapa se expresa en relaciones más activas y afectivas y se profundiza la formación de la personalidad.
Madurez o Adulto Medio (aproximadamente a partir de los 35 años hasta comienzos de los 60)
Aquí el adulto se compromete con metas de largo alcance y problemas prácticos de la vida real. El desarrollo intelectual está en relación con el reconocimiento que las personas hacen de lo que es importante y significativo para sus vidas, lo que hacen tiene un propósito y se preocupan menos por tareas que no tienen ningún significado para ellos.
Aquí la personalidad alcanza su máxima expresión de integración y complejidad. El individuo se concentra en sus obligaciones con su familia y sociedad. Sus relaciones se establecen sobre la base del prestigio y la autoridad y hay un desarrollo pleno de sus capacidades intelectuales y habilidades sociales.
El trabajo o profesión del adulto medio es muy importante para el desarrollo de la personalidad porque depende de la satisfacción que tiene con la realización de la actividad y la valoración social de sus resultados. El individuo se empeñará en la constante auto superación.
Adultez Mayor
Es la vejez o tercera edad que comprende a partir de los 60 años hasta la muerte. Aquí lo más importante son su relaciones sociales y la familia.
Hay varios cambios físicos como pérdida del color, textura y elasticidad de la piel; pérdida del cabello, baja de peso, adelgazamiento de los huesos, pérdida gradual de la vista, de la audición, de la fuerza y coordinación motora. Hay un debilitamiento general de las respuestas y del procesamiento de información.
En esta etapa la familia y la comunidad son los máximos responsables de mantener al adulto mayor activo socialmente y son la fuente primaria de apoyo emocional. El sujeto tiene la necesidad de auto trascendencia, busca quedar en los otros, sentir que su vida no ha sido en vano y que ha hecho cosas importantes.