Sin lugar a dudas, leer constantemente es uno de los mejores hábitos que podemos fomentar y adquirir: estimula nuestra imaginación, nos proporciona datos increíbles, nos cuenta historias de todos los tiempos y nos abre el panorama a mundos desconocidos y fascinantes. La lectura es una llave para visitar nuevas perspectivas y maneras de ver y comprender la vida. Sin importar el género de lectura que prefiramos, un buen libro es una posibilidad de acceder al conocimiento tanto del mundo que nos rodea como del mundo dentro de nosotros mismos.
Después de tantos beneficios y posibilidades que nos ofrece el hábito de leer, ¿será posible que esto aumente nuestros niveles de endorfinas y, por lo mismo, sentirnos más felices y motivados? Diversos estudios científicos han demostrado que sí: la lectura es placentera y eso influye directamente en nuestros estados de ánimo, modificándolos positivamente.
Ha sucedido incontables veces, incluso, que en ciertas terapias para tratar la depresión y otros trastornos emocionales se han “recetado” libros con la intención de enfocar las energías del paciente en una actividad que estimule su mente y sus sensaciones, devolviendo gradualmente los altibajos anímicos a su estado normal. Esto es muy común en terapias de tipo conductual o en tratamientos con niños y adolescentes. A esto se le conoce como biblioterapia.
Al igual que la escritura como método de conocimiento personal, la lectura juega un papel importante al momento de buscar introducirnos en nuestra conciencia. Leer, a la vez que nos atrapa con anécdotas y experiencias nuevas, es un motor para entender nuestros propios gustos, fobias y deseos. El mundo que somos capaces de generar en la mente al estar con un libro entre las manos, es reflejo de lo que tenemos muy profundo dentro de nosotros. Más que un ejercicio espiritual, la lectura produce una estimulación mental. Por esto mismo, resulta lógico pensar que nuestras emociones también pueden ser manipuladas por ella. Incitarnos a la reflexión de los conflictos que puedan rodearnos es el primer paso para comenzar a resolverlos y, en consecuencia, acercarnos poco a poco al bienestar que necesitamos. El campo de la biblioterapia ha ido creciendo y desarrollándose mucho más en los últimos años.
Desde nuestra primera educación, los libros han estado presentes. Cuando uno comienza a ver la lectura como un placer y no como una obligación escolar, las oportunidades de convertirse en un lector voraz aumentan, pues estamos más perceptibles y dispuestos a dejarnos atrapar por las páginas como un goce personal: algo que nos permitirá salir de nuestra rutina, visitar otros territorios, conocer otros nombres y voces y sobre todo, explorar en las aguas de la conciencia para encontrarnos con un nuevo ‘yo’ que no conocíamos.