Resulta muy común que después de darte cuenta de que cometiste un error o actuaste mal frente a una situación tensa, los sentimientos de recriminación propia y los juicios se apoderen de ti. Por desgracia, más que ayudar, esto bloquea la posibilidad de aprender de las fallas, pues el juicio las reconoce pero las condena, en lugar de abrir la puerta al cambio de pensamiento.
Puedes reconocer que hay cosas negativas en tu vida o que has hecho cosas que no debiste hacer, pero sin juzgarte. Esto hace toda la diferencia al momento de buscar el aprendizaje.
La compasión propia y la mente abierta al cambio son fundamentales. Quizá creas que es fácil decirlo, pero hacerlo tiene su complejidad. No obstante, es posible reflexionar sobre lo imperfecto que es el ser humano, que necesita de los errores y pasos en falso para aprender a no cometerlos de nuevo. Cuando dejas de juzgarte, podrás comenzar a sentir una mayor conexión con el mundo que te rodea, ya que “borrarás” una barrera personal que no te deja avanzar en lo propositivo. Estarás más en paz y con un equilibrio espiritual en sintonía con tu alrededor.
La pieza fundamental que domina frente al juicio negativo es el amor. Escoge el amor por sobre el juicio propio.
Hay que aprender a dejar ir lo negativo que se aloja en ti, así como las intenciones de recriminarte y castigarte; en cambio, lo mejor es hacer conciencia del aprendizaje que puedes obtener y estar seguro de que los errores no volverán a repetirse.
Por medio de 1 minuto de meditación al día, repitiendo el siguiente mantra, podrás conseguir un entendimiento espiritual para comprender que el amor reemplaza la necesidad de juzgarte. La manera de alcanzar esta transformación es sencilla: date 1 minuto para estabilizar tu respiración, de preferencia en posición sentada (o flor de loto), con los ojos cerrados, y repite durante siete veces en cada exhalación: Hoy no juzgaré nada de lo que ocurra.
Si realizas esto día con día antes de iniciar tus actividades, alcanzarás un estado de tranquilidad mucho más profundo y constante. Recuerda que la mente es capaz de programarte y estabilizar tus emociones por medio de rutinas benéficas, como la meditación y la respiración consciente. No tiene que tomarte demasiado tiempo, 1 minuto al día es un gran comienzo para desplazar los juicios negativos y darle entrada a la positividad.