Cada nuevo año es lo mismo, un propósito más al costal de propósitos fallidos. Una lista sin fin de todo lo que creemos que nos falta o que no hemos podido lograr. Este año, rebélate ante tan rutinaria tradición y di NO a la declaración de metas que se pueden convertir rápidamente en razones para juzgarte a ti mismo.
Ahora pensemos en lo siguiente: el simple hecho de traer a nuestra mente todas esas cosas que “ahora sí vamos a hacer” es una trampa sin fin que te mete en un estado inmediato de escasez. Primero que nada, nos da un sentimiento de que hay algo que aún no sabemos hacer. Nos mete en una conversación interna de “Estoy haciendo las cosas mal” y “Este es mi año para hacerlas bien”. Segundo, no esperes una fecha para comenzar, la gente exitosa sabe que no hay mejor momento que el ahora, sea el día que sea. Poner tanto peso en la fecha, hace que cuando te canses o te caigas ya no lo vuelvas a intentar. Tendría que ser “hasta el Año Nuevo que entra”.
Este año te invito dejar de lado tus propósitos y, mejor, hacer una lista larga de agradecimiento. La clave de la abundancia es apreciar lo que sí tenemos, no lo que nos falta. Mientras mi foco esté en lo que sí tengo, entrará más de eso a mi vida.
Agradece y trabaja duro por tus objetivos, pero primero agradece. Está comprobado que hasta el ser humano más pesimista puede mover su mentalidad si practica el agradecimiento ininterrumpido durante 21 días. Despertar y dar gracias por tres cosas cada día, que sean diferentes y que sean reales. Que sean chicas o grandes, simples o complicadas, pero que sean un auténtico "gracias", hace que todo en nuestra vida comience a fluir y atrae más de lo mismo.
Este año, te invito a sólo tener un propósito: el de dar gracias. Tony Robbins te diría: cambia tus expectativas por apreciación y tu vida dará la vuelta completamente.