Según investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, el contacto con la naturaleza tiene una influencia directa sobre nuestro estado de ánimo, ya que estimula las ondas alfa de nuestro cerebro, aquellas que se encuentran en una frecuencia entre 8-13Hz y que surgen de una actividad eléctrica sincrónica, es decir, cuando todas las células de nuestro cerebro están relajadas. Por eso, al pasear por el bosque o por la playa sentimos como si se apoderara de nosotros una extraña sensación de alivio y entramos en un estado de relajación semejante al que tenemos unos minutos antes de quedarnos dormidos. 

Al estudiar el efecto que tiene la naturaleza sobre los procesos cognitivos, como el aprendizaje y la memoria, estos investigadores encontraron que cuando una persona hace un breve paseo (15 minutos) por el campo sus habilidades cerebrales mejoran en un 20%, a diferencia de quienes hacen un paseo durante la misma cantidad de tiempo pero dentro de la ciudad, concluyendo que las ondas alfa del cerebro son indispensables para un mejor aprendizaje y una mayor retención.

Por desgracia, no todos podemos tomarnos un momento para pasear por algún entorno natural antes de asistir a clases o al trabajo, pero eso no significa que no podamos estimular las ondas alfa, pues ahora existe música específicamente creada para ello y con sólo escucharla durante 15 o 20 minutos obtendremos el mismo efecto sobre el cerebro que si hubiéramos hecho una pequeña excursión relajante. Así que cierra los ojos, respira despacio y ejercita tu mente.