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10 señales de que eres una persona emocionalmente inteligente

Diciembre 22, 2022

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Muchos adultos crecieron en familias donde expresar los sentimientos y emociones eran algo prácticamente prohibido; las lágrimas eran motivo de regaño, la ira era mal vista y la vulnerabilidad no debía mostrarse, pues se le asociaba con debilidad; por eso, aprendieron que lo correcto era ocultar y reprimir su sentir.

 

Pero cada vez más, el mundo actual avanza hacia la comprensión de que es necesario e importante prestar atención a los sentimientos: reconocerlos, aceptarlos, validarlos y externarlos. Ahora se están reconociendo los beneficios de prestar atención también al corazón y no sólo a la cabeza. 

 

Ahora se sabe que las personas emocionalmente inteligentes tienen relaciones más saludables, manejan mejor su estrés y son más felices en sus trabajos que aquellos que no saben conectar adecuadamente con sus estados emocionales.

 

Si quieres saber en qué lado te encuentras, las siguientes son 10 señales de que eres emocionalmente inteligente.

 

1. Conoces la diferencia entre un pensamiento y un sentimiento. Tienes claro que los pensamientos se forman como frases u oraciones en tu mente y los sentimientos se perciben como sensaciones en tu cuerpo (como angustia, enojo, ansiedad). Y sabes que tanto los pensamientos como los sentimientos van y vienen; no tienes que hacer nada con ellos más que reconocerlos con atención plena y compasión, sin juzgarlos y sin estancarte en ellos.

 

2. Tu vocabulario emocional es amplio. Cuando se trata de describir lo que sientes, sabes que hay más de una palabra para nombrar lo que experimentas en diferentes situaciones; por ejemplo, eres capaz de especificar que, más allá de sentirte simplemente "triste", lo que sientes es decepción, frustración o el resultado de estar atravesando por un duelo. 

 

3. No tienes miedo de tus sentimientos. Haces espacio para ellos en lugar de evitarlos o adormecerlos y no tienes temor de expresarlos y externarlos, sin importar si son cosas consideradas positivas, como el amor y la alegría, o consideradas negativas, como la tristeza y el enojo.

 

4. No tienes miedo de los sentimientos de los demás. Además de saber reconocer y aceptar lo que tú sientes, eres capaz de reconocer y aceptar con empatía y compasión lo que sienten los demás. Creas un espacio seguro para que se expresen con confianza y libertad, en lugar de cambiar de tema, juzgarlos o encontrar una excusa para salir de ahí.

 

5. No eres reactivo y sabes lidiar con los conflictos. Aunque eres consciente de que sientes algo, reaccionas intencionadamente en lugar de instintivamente. Por ejemplo, esperas a que tu enojo se calme para aclarar las cosas, en lugar de lanzar gritos e insultos de forma impulsiva. Respecto al conflicto, no huyes de él y tampoco te vuelves agresivo en respuesta, sino que buscas solucionarlo de la manera más serena.

 

6. Tienes empatía por los demás. Eres capaz de ponerte en el lugar del otro, para comprender su forma de actuar, pensar y reaccionar; además, muestras un interés real en lo que comparten contigo. Puedes imaginar y comprender los sentimientos que podrían estar experimentando las demás personas y te muestras compasivo, en lugar de volverte un juez ante sus situaciones.

 

7. Estás en contacto con las sensaciones corporales que experimentas en respuesta a la emoción. Reconoces sentimientos como culpa, ansiedad, angustia y dolor en tu cuerpo, de modo que te es más sencillo identificar qué sientes en cada momento, qué lo detonó y cómo canalizar o manejar esas emociones.

 

8. Prosperas en un rol de liderazgo. Gracias a tus cualidades empáticas y no reactivas, no tienes problema en liderar proyectos o capitanear equipos, puesto que también eres capaz de tratar con personas con caracteres y formas de ser muy diferentes, sin meterte en problemas con ellas. Por otro lado, te es de gran ayuda esa habilidad de leer a las personas y saber cuando están felices o molestas, sin necesidad de que te lo digan.

 

9. Conoces tus valores y actúas conforme a ellos. Eres una persona congruente con lo que haces, piensas y dices. Te dejas guiar por tus valores y tus acciones corresponden a tu esencia; por ello, no hay cabida para la hipocresía en ti y eso te convierte en alguien en quien se puede confiar.

 

10. Conoces la importancia de escuchar tu corazón. No siempre optas por la elección "lógica", sino que también te dejas guiar por la voz de la intuición, ya sea en cosas tan simples como elegir un nuevo par de zapatos, o tan profundas como elegir a tus amigos, socios o pareja.

 

Si te identificas con todas o varias de estas afirmaciones, ¡felicidades! Eres una persona con inteligencia emocional y seguramente eso se ve reflejado en la calidad de tu vida y tus relaciones. 

 

¿No te suena en absoluto? No temas, a diferencia del coeficiente intelectual, que se mantiene relativamente estable a lo largo de la vida, la inteligencia emocional se puede trabajar para mejorarla.

 

Actividades como el yoga, la meditación y la terapia son algunas opciones con las que puedes comenzar para mejorar tu inteligencia emocional. Pero sin ir más lejos, algo tan sencillo como explorar lo que estás sintiendo en tu cuerpo en este momento es un paso hacia la conexión de tu mente y cuerpo, y es algo que puedes hacer en cualquier momento y lugar.

 

Además, es muy importante que aprendas a tener espacios para conectar contigo mismo y conocerte mejor, para que aprendas más sobre tus emociones y puedas permitirte ser más vulnerable. 

 

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Foto de Marta Dzedyshko en Pexels

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