La depresión es un trastorno mental y emocional que causa una tristeza muy profunda y la incapacidad de experimentar placer; además, consume la energía física y dificulta la capacidad para concentrarse, por lo que interfiere en todos los ámbitos de la vida.
Las personas con depresión no disfrutan las actividades que antes les resultaban placenteras; también suelen mostrarse irritables, perciben el entorno sombrío y sus pensamientos más recurrentes son pesimistas.
Este padecimiento se considera ya una pandemia mundial, pues, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más de 300 millones de personas en el mundo.
En el caso de México, se calcula que el 15% de la población la padece, y entre ellos, casi 6 millones son niños y adolescentes, quienes la sufren y la manifiestan mediante irritabilidad o violencia.
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Otro sector vulnerable son los adultos de más de 65 años, quienes debido a la falta de empleo, cambio de estilo de vida o pérdida de la pareja, suelen tener una sensación de desesperanza.
Lo peor de todo es que estas cifras en realidad pueden ser mayores, ya que muchas personas jamás han sido diagnosticadas y viven hasta 15 años sin saber que padecen esta afección, según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Con el fin de crear conciencia ante la prevención, el diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado de esta enfermedad que está mucho más extendida de lo que parece y que sigue en aumento, la OMS estableció el 13 de enero como Día Mundial de la Lucha contra la Depresión.
Aunque este tipo de enfermedad mental no distingue condición social, sexo o edad, existen factores que pueden predisponerla, como haber sido víctima de abusos durante la infancia, vivir en medio de la violencia, sufrir carencias económicas, algunos aspectos socioculturales y, en algunos casos, también es debida a a factores biológicos relacionados con los neurotransmisores del cerebro.
En el marco de este día, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México explicó que las enfermedades mentales impactan de manera importante la calidad de vida de la población y afectan el curso de otras enfermedades crónicas.
Por ejemplo, la depresión afecta el pronóstico y la sobrevida (proporción de pacientes que sobreviven, del total de pacientes afectados por la enfermedad en un lapso determinado) de pacientes con enfermedades del corazón o con cáncer.
El organismo informó que en el país sólo el 17.7% de las personas que padecen depresión leve y moderada reciben tratamiento, mientras que el 34.4% de los casos de trastornos graves son tratados.
Puesto que la depresión puede surgir por una combinación de múltiples factores, es difícil tener una receta que funcione para todos en cuestión de prevención, pero en líneas generales, es importante mantener relaciones personales saludables.
Esto no quiere decir que debas tener muchos amigos, sino las amistades adecuadas, que sean honestas y estén dispuestas a apoyarte cuando lo necesitas; además, es recomendable que mantengas un vínculo cercano y de mucha confianza mutua con al menos dos personas.
Es también fundamental que hagas actividad física diariamente, o al menos 4 o 5 días a la semana, de preferencia al aire libre, ya que tanto el ejercicio como estar en el exterior te ayudan a liberarte del estrés, despejar tus pensamientos, aclarar tu mente y lograr que tus emociones fluyan de mejor manera.
La alimentación también es importante para el cuidado de la mente y las emociones. Para prevenir padecimientos como la depresión, es necesario reducir la ingesta de carbohidratos simples y azúcares refinados, e incluir en la dieta diaria más alimentos que aporten ácidos grasos de la familia omega 3.
Este tipo de ácidos grasos se encuentran en alimentos como pescados (salmón, trucha, arenque, sardina, atún) y mariscos, además de algunas fuentes vegetales, como las nueces y las semillas de linaza.
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Por otro lado, es necesario cultivar la mente y el pensamiento mediante actividades como la lectura o la meditación, las cuales ayudan a incrementar la densidad neuronal de la corteza cerebral, sobre todo en los lóbulos prefrontales, que son las zonas del cerebro que más atrofia neuronal sufren con el estado depresivo.
Finalmente, es muy importante aprender a gestionar las emociones, desahogarse cuando sea necesario y expresar los sentimientos y emociones, tanto positivos como negativos, para evitar que se estanquen y crezcan como bolas de nieve hasta explotar. Y también hay que hacer lo necesario para liberar el estrés y evitar que se vuelva un mal crónico.
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