Un estudio científico identifica Suiza como el mejor lugar para vivir y ser feliz. A éste le siguen Islandia, Dinamarca, Noruega, Canadá, Finlandia, los Países Bajos y Suecia. ¿La razón?
La gente que habita en estos lugares tiene un cerebro feliz, de acuerdo con lo que esto representa para la ciencia, y que puede resumirse en los siguientes cuatro hábitos cotidianos:
Mantenerse positivo
La vida es una perspectiva. Todos los eventos son neutros, y sólo nosotros los dotamos de una cualidad como positivos o negativos. Si nos mantenemos positivos, cualquier suceso del día a día tendrá sentido, incluso los más complicados, pues serán lecciones de las cuales podremos aprender algo valioso.
Recuperarse de las emociones negativas
Aprender a perdonar y dejar pasar es sumamente valioso. Ya sea en el caso de un duelo o en el caso de una mala experiencia con alguien, si logramos aprender de los sentimientos que cruzan nuestra mente (positivos y negativos) podremos evolucionar. Lo importante es no mantener rencor ni estrés.
Disfrutar a familiares y amigos
Quererlos, visitarlos, mandarles un mensaje de vez en cuando. Todo esto beneficia nuestro sentido de pertenencia y de identidad social, lo cual también nos hace felices.
Mindfulness
El habitar el presente y estar conscientes de las emociones que sentimos beneficia enormemente al cerebro. Este hábito reduce el estrés, mejora el desempeño cognitivo y reduce la presencia de trastornos como depresión, ansiedad y poca concentración.
Cada decisión que tomamos puede conducirnos hacia la plenitud y la felicidad o, por el contrario, hacia la infelicidad y la incertidumbre. Cada momento representa una oportunidad para elegir el camino que queremos tomar. ¡Decide por tu bienestar integral!
Sigue con ¿Qué es el mindfulness, de dónde viene y por qué se volvió tan popular?