Los problemas relacionados con el deterioro cognitivo, como la pérdida de memoria, se suelen relacionar con la vejez e incluso se les mira como algo natural que a todos nos pasará en algún momento de la vida. Sin embargo, algunos especialistas en salud cerebral opinan que no se trata de un proceso natural e ineludible, sino que está más bien relacionado con los hábitos que llevamos a lo largo de la vida.
De acuerdo con el reconocido neurocientífico Richard Restak, es posible evitar –o por lo menos retrasar– la pérdida de memoria que se da con el envejecimiento, a través de hábitos, que en realidad es muy sencillo incorporar a la vida diaria.
Restak conoce bien el tema, pues lleva décadas tratando a pacientes con problemas de memoria; además, es expresidente de la Asociación Americana de Neuropsiquiatría, ha impartido innumerables conferencias sobre el cerebro, es profesor de la escuela de Medicina y Salud del Hospital Universitario George Washington y ha escrito más de 20 libros relacionados con la memoria y su funcionamiento.
En el más reciente libro de Restak, titulado The Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind (La guía completa de la memoria: la ciencia de fortalecer tu mente), el neurocientífico menciona herramientas que él suele recomendar a sus pacientes y que pueden ayudar a potenciar la capacidad de retención, para así prevenir la pérdida de memoria con el paso del tiempo.
Según explica el especialista en una entrevista con The Guardian, es normal tener ciertos olvidos, como cuando no recuerdas dónde dejaste las llaves, pues se trata de simples distracciones que ocurren por no prestar la suficiente atención a lo que haces en cada momento. El problema viene cuando, por ejemplo, encuentras las llaves en un lugar donde por lógica no deberían estar, como puede ser dentro del refrigerador.
Entre los principales consejos que Restak da a sus pacientes para prevenir la pérdida de memoria destacan los siguientes y lo mejor es que son muy sencillos de seguir y de incorporar a tu rutina diaria.
Volviendo al ejemplo de no recordar dónde dejaste las llaves, son cosas que ocurren cuando no prestas la atención necesaria a lo que haces. "La mayoría de los pecados de 'pérdida de memoria' son pecados de no prestar atención”, dice Restak al respecto.
Por ejemplo, si conoces a alguien nuevo y durante la plática con esa persona no escuchas realmente lo que te está diciendo porque tu mente está pensando en otra cosa, es muy probable que más tarde ni siquiera recuerdes su nombre, mucho menos lo que te dijo. Esto ocurre porque, para recordar algo, primero tienes que colocar la información en tu memoria para consolidarla y luego tienes que ser capaz de recuperarla (recordarla). Pero si nunca la has consolidado en primer lugar, esa información no existe en tu memoria; y para consolidar la información en tu mente es necesario prestar atención.
Restak aconseja a sus pacientes que dejen el alcohol lo antes posible y a más tardar antes de llegar a los 70 años. Esto se debe a que, una vez pasados los 65 años se tienen menos neuronas cerebrales que cuando se era más joven, por lo que es mucho más importante cuidarlas y evitar ponerlas en riesgo con los efectos de la bebida. “El alcohol es una neurotoxina muy, muy débil, lo que no es bueno para la comunicación entre las neuronas”, asegura el neurocientífico en su libro.
En una entrevista con The New York Times, Restak dijo que ha notado que muchos pacientes en las primeras etapas de la demencia dejan de leer ficción, argumentando que les resulta muy difícil recordar lo que dijo o hizo el personaje en los capítulos previos; pero considera que dejar el hábito de la lectura es un gran error, porque leer novelas complejas puede ser un recurso valioso de entrenamiento mental.
Seguir tramas de ficción es un ejercicio que fortalece la memoria funcional, que es la que utilizamos para trabajar con la información que tenemos y es a la que se debería dar prioridad, pues es la más importante en el día a día, ya que además tiene vínculos con la inteligencia, la concentración y el desempeño. La memoria funcional empieza a decaer de forma natural a partir de los 30 años, por lo que es necesario entrenarla a diario y la lectura de ficción es una excelente forma de hacerlo.
Es bien sabido que dormir lo suficiente es necesario para tener una buena salud y también ayuda a mantener en óptimas condiciones la función cerebral. En este sentido, Restak recomienda tomar una siesta corta a medio día o inicios de la tarde, a más tardar a las 15:00 horas, y con una duración de 20 minutos.
Tomar una siesta más tarde o con una mayor duración podría ser contraproducente y dar más problemas que beneficios, pues podría provocar alteraciones al dormir, como problemas de insomnio, lo cual aumentaría el riesgo de empeorar la función cerebral.
En el cuerpo todo está conectado y los problemas de la vista y el oído también afectan al cerebro y su funcionamiento, porque si dichas funciones fallan, dificultan las actividades que benefician la función cerebral, como leer y socializar, que ayudan a mantener el cerebro en forma y a prevenir la pérdida de memoria y la demencia.
Al igual que ocurre con el cuerpo, que necesita entrenar constantemente para mantenerse en buena forma, el cerebro también requiere realizar ejercicios desafiantes para mantenerse en las mejores condiciones. Por eso, trata de incorporar diferentes retos para tu mente en la vida diaria, como memorizar la lista del súper en vez de anotarla, seguir los pasos de una receta de memoria, o manejar sin ayuda del GPS, tratando de recordar el camino por tu cuenta.
Como dato interesante, en este sentido, según un estudio de 2020, las personas que usaban el GPS con más frecuencia, mostraban un declive cognitivo más pronunciado en la memoria espacial tres años después.
Antes, las personas se veían obligadas a memorizar datos, como fechas, direcciones o números telefónicos, al no tener siempre a la mano algo donde anotarlos; ahora, en cambio, con los teléfonos móviles siempre a la mano, el cerebro se ha desacostumbrado a memorizar esas cosas cotidianas.
Para definir este problema, Restak usa el concepto de “distorsión tecnológica”, que se refiere a que si usas tu teléfono para guardar todo lo que necesitas, significa que no sabes nada de eso, sólo son datos guardados, y eso reduce tu capacidad mental, especialmente la de la memoria. Incluso, algunas investigaciones han demostrado que las personas con más acceso a internet tienen más dificultades para recuperar información en su memoria, porque todo lo pueden buscar al momento, por lo que no se ven en la necesidad de memorizar muchas cosas.
Otra forma en que la tecnología puede ser perjudicial para la memoria es cuando ésta roba la concentración de la tarea que realizas, puesto que, para el neurocientífico, actualmente, el mayor impedimento de la memoria es la distracción. Es habitual hacer varias cosas al mismo tiempo, como jugar en el celular mientras ves televisión, o revisar las redes sociales mientras trabajas o estás en una conversación con otras personas, y todo ello disminuye la capacidad para concentrarte en el momento presente, lo cual es clave para registrar recuerdos.
El juego es benéfico para el cerebro, y si practicas juegos que implican un reto mental, como el ajedrez, los juegos de memoria, crucigramas, rompecabezas, sudoku, etcétera, son en especial buenos para mejorar y conservar la memoria.
Para Restak, el mejor juego cuando se trata de mejorar la función cerebral y cuidar la memoria funcional es uno llamado “20 preguntas”, que consiste en que un grupo de participantes piensan en un lugar, objeto o persona y luego la otra persona, que funge como interrogador, hace 20 preguntas que se responden con sí o no. Para ganar, el interrogador debe retener las respuestas previas en la memoria para poder adivinar la correcta. Si alguna vez jugaste “Adivina quién”, es algo muy similar, pero no sólo con personajes, sino también con otros elementos.
"La socialización es la parte más importante para evitar el Alzheimer y la demencia, y mantener la memoria”, asegura Restak. Por ello, es importante que conserves lazos de amistad y familiares, o que te sumes a clubes deportivos o ligados a tus intereses y aficiones. Socializar y convivir con personas afines a ti te ayuda a mantenerte cognitivamente activo.
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