En tu vida hay una buena cantidad de obstáculos que superar, pero en muchos casos, tú eres el mayor obstáculo que se interpone en tu camino. Afortunadamente, hay cosas que puedes hacer para reducir el autosabotaje.
Ya sea que te consideres o no una persona creativa, eres un poderoso creador. La prueba de esto es tu mente, fábrica de ideas, escenarios, objetivos y mucho más que desempeña un importante papel en tu vida.
Si bien muchos aprovechan sus impulsos creativos, algunos los ponen en su contra. Puedes sentir como si vivieras en un mundo de competidores despiadados, pero en realidad tu mayor competidor opera y existe dentro de ti.
El conferencista Charles Eisenstein expresa en uno de sus libros que "la adicción, el autosabotaje, la dilación, la pereza, la rabia, la fatiga crónica y la depresión son todas las formas en que retienes tu participación plena en el programa de vida que se te ofrece". El autor asegura que cuando la mente consciente no puede encontrar una razón para decir que no, "el inconsciente dice que no a su manera".
Las siguientes son algunas de las formas más comunes en que ocurre el autosabotaje y lo que puedes hacer para evitarlo:
Una de las formas más comunes de autosabotaje es pensar demasiado. Hay una serie de situaciones y escenarios en los que no reflexionar ampliamente sobre algo no sólo es beneficioso, sino que también es el mejor camino para tomar acción. Sin embargo, la mayoría de veces prefieres pensarlo hasta convencerte de que hacerlo no es una buena idea.
En un segundo te entusiasma una nueva idea, y en cuestión de horas, o incluso minutos, estableces los peores escenarios, dos de los cuales no tienen probabilidad de ocurrir hasta convencerte de no intentarlo.
Si pensar demasiado es un problema para ti, intenta llevar un diario. La escritora Julia Cameron, en su libro The Artist's Way, invita a escribir por la mañana, pero puedes aprovechar cualquier momento de tu día para permitir que tu mente se meta en la página metafóricamente. Escribe cualquier cosa y todo lo que se te ocurra.
Puede parecer contraproducente al principio, pero te sorprenderás de la frecuencia con la que escribir las cosas puede hacer que tus pensamientos se externen, lo que te permite distinguir fácilmente lo saludable de lo que no lo es y pasar por alto aquello que antes saboteaba tu creatividad.
Otra forma común del autosabotaje es a través de la comparación, especialmente impulsado por las redes sociales, donde medirse con los demás es cosa de todos los días. En unos minutos puedes compararte con muchas, muchísimas personas que ni siquiera conoces, la mayoría de las cuales se retratan a sí mismas y sus vidas de manera incorrecta.
Si la comparación es tu debilidad, hay dos cosas que puede hacer: la primera es reducir la cantidad de tiempo que pasas en las redes sociales, y la segunda es desafiarte activamente para celebrar en lugar de compararte con los logros de los demás.
Puedes ver la vida y el trabajo de los demás, pero sin compararte. Lo que puedes hacer es alegrarte por los logros de esa persona y entender que hay una oportunidad para ti.
La forma menos conocida de autosabotearte es la distracción. En lugar de tomar medidas inmediatas eliges no escuchar y con ello cierras todo paso a la creatividad. Las formas más comunes de hacer esto es checar el teléfono cada minuto, revisar las redes sociales o sentarte en el sillón a ver la televisión.
Si la distracción es tu especialidad de autosabotaje, establece períodos durante el día en los que no permitas ningún tipo de tecnología. Puedes elegir entre leer un libro, meditar o pasar un tiempo en la naturaleza para darle oportunidad a tu mente de readaptarse a esas experiencias. Verás que será una grata sorpresa darte cuenta de lo que empezabas a perder.
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Con información de Collective Evolution