Los últimos 15 meses han estado llenos de cambios: de rutinas, hábitos, costumbres y formas de vida. Pero además de esos ajustes necesarios en el mundo exterior, al interior del cuerpo también hay cosas que han cambiado, como la estructura del cerebro. 

Comprender la conexión que existe entre mente, cerebro y cuerpo (también conocida como psiconeurobiología) es la clave tanto para reconocer los efectos que la pandemia ha tenido en el organismo como para encontrar las mejores formas de manejar esos cambios.

Para empezar, es necesario comprender la diferencia entre la mente y el cerebro. La mente es la encargada de experimentar los eventos y circunstancias de la vida, mientras que el cerebro toma esa información y la convierte en estructuras físicas hechas de proteínas. Entonces, las experiencias de la mente remodelan el cerebro, no al revés. 

Cómo la pandemia ha cambiado al cerebro

A medida que cada persona procesa las experiencias individuales y colectivas de la pandemia, su cerebro es remodelado por ellas. 

Por ejemplo, a raíz de la pandemia y todo lo que se generó en torno a ella, la mente experimentó una serie de eventos nuevos y repentinos, los cuales generaron aumentos drásticos en los niveles de ansiedad, estrés y depresión. 

Esto, a su vez, ha afectado el funcionamiento del cerebro en el día a día, sobre todo en los casos en que dichos problemas se vuelven crónicos y no se controlan durante largos periodos. 

Por otro lado, está el impacto negativo que han tenido en el cerebro y el cuerpo cuestiones como el aislamiento social, la incertidumbre, el temor al contagio, las restricciones, el miedo a enfermar de gravedad para quienes contrajeron el virus, la crisis financiera, los duelos en todos los niveles, etcétera. Todas estas son circunstancias increíblemente adversas, y el cerebro está diseñado para cambiar en respuesta a la adversidad.

A pesar de que no se puede cambiar el hecho de haber experimentado algo tan traumático como la pandemia, sí es posible cambiar la forma en que ese suceso se desarrolla en la mente, el cerebro y el cuerpo. Claro, es más fácil decirlo que hacerlo, porque esta etapa ha sido increíblemente difícil y la curación tanto individual como colectiva llevará tiempo. 

Así que si en este momento te sientes ansioso, preocupado, vulnerable o abrumado por la incertidumbre, debes saber que no hay nada de malo en ti, pues éstas son reacciones humanas normales y las circunstancias no son para menos.

Para regresar al cambio en el funcionamiento cerebral, es necesario comprender que todas las experiencias que se viven están conectadas al cerebro como hábitos, que se convierten en cambios de comportamiento. Si esos hábitos y comportamientos son negativos, entonces la mente, el cerebro y el cuerpo generarán señales de advertencia emocionales y físicas, con el fin de mostrar la necesidad de prestar atención a lo que pasa, y advertir que si no se atiende, las cosas pueden empeorar. 

A lo largo de la pandemia han surgido un sinfín de oportunidades de transmitir experiencias negativas al cerebro, lo que puede afectar la salud física y mental; pero debes saber que esos cambios no son inamovibles. Con la entrada dirigida de la mente es posible aprender cómo cambiar y dirigir esos cambios neuroplásticos en el cerebro. 

Cómo afrontar los cambios del cerebro causados por la pandemia

La clave para manejar estos efectos es aceptar y reconfigurar el pensamiento negativo, no reprimirlo ni ignorarlo. Es necesario transformar los miedos al reconocerlos, aceptarlos, abrazarlos, procesarlos y reconceptualizarlos; de lo contrario, permanecerán ahí y con el tiempo podrían apoderarse del pensamiento y afectar la vida. 

Las siguientes recomendaciones te pueden ayudar a afrontar de mejor manera los cambios que se han dado en tu cerebro a raíz de la crisis actual: 

Manejo de la mente. Aprende a regular tus pensamientos para lidiar con los pensamientos recurrentes y recuerdos negativos; no dejes que cualquier cosa aleatoria ocupe tu espacio mental. Esto no es una tarea fácil, así que deberás ser paciente y constante, ir poco a poco para procesar un poco cada día, pues así crearás un cambio sostenible en tu vida. Además, si lo consideras necesario, puedes recurrir al apoyo y guía de un profesional de la salud mental y emocional.

Desarrollo del cerebro. Desarrollar el cerebro es como comer una dieta saludable: necesitas usar tu mente para "alimentar" a tu cerebro con regularidad, con información valiosa, útil e inspiradora, además de ejercitarlo con actividades desafiantes que lo pongan a trabajar y sean un reto. Al hacer esto, logras que el cerebro sea más resistente y saludable, a través de información nueva y desafiante que está bien "digerida". 

Aprende de los mayores. Aunque los adultos mayores son más vulnerable ante la pandemia, ellos han manejado mejor el estrés que los adultos más jóvenes, además de que reportan menos depresión y ansiedad, a pesar de experimentar una mayor preocupación por su salud. 

Los investigadores sugieren que esto puede deberse a que las generaciones mayores están más inclinadas a estar satisfechas con la vida, ya que ya han experimentado mucho y tienen una perspectiva más amplia. Por otro lado, sugieren que a las personas más jóvenes les puede resultar más difícil imaginar un buen futuro, incluso si tienen más experiencia tecnológica. 

Quizás al alentar a personas de diferentes edades a comunicarse y compartir sus experiencias y conocimientos únicos, sería posible encontrar la curación colectiva. Ambos grupos podrían beneficiarse y aprender el uno del otro después de la pandemia. Así que si tienes conocidos o familiares mayores, procura charlar con ellos y compartan experiencias sobre la forma en que han vivido y afrontado esta etapa complicada. Puede que sus experiencias y enseñanzas te ayuden a superar de mejor manera este momento adverso.

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