Este 8 y 9 de marzo --dependiendo la ubicación geográfica-- se llevará a cabo un eclipse total de Sol. La totalidad del eclipse sólo podrá apreciarse en algunas islas del Océano Pacífico (a la 1:58 am del 9 de marzo tiempo universal); el eclipse parcial podrá observarse en partes de China, Japón, Australia y Alaska y Hawai, entre otros lugares que entran en la penumbra del eclipse. Los demás podremos ver el eclipse en transmisiones por Internet.

Tradicionalmente los eclipses eran considerados eventos de mal agüero, acaso bajo la noción de que, aunque breve e ilusoriamente, el Sol abandonaba a la Tierra y cortaba su suministro de luz, la fuente de toda la vida y energía.  En algunas civilizaciones el eclipse iba  acompañado de ritos propiciatorios orientados a revitalizar al Sol, e impedir de manera simbólica que fuera devorado por un demonio o un dragón. Los eclipses eran heraldos de cambios, transformaciones y destrucción.

Curiosamente este eclipse coincide casi con la fiesta del más popular de los dioses de la destrucción, Shiva, la gran deidad del hinduismo. La fiesta de Shiva, el Maha Shivaratri se celebra el 7 de marzo y reúne a millones de devotos que hacen ofrendas, ayunan, fuman cannabis sagrado y cantan mantras al dios danzante, padre del yoga y el encargado de destruir y disolver el universo en su proceso cíclico de destrucción y creación. 

El eclipse estrictamente parece traer en su configuración planetaria notas aciagas para nuestro planeta, especialmente para la región que será oscurecida por la conjunción perfecta del Sol y la Luna en Piscis. Esto en parte debido a que Júpiter, el dispositor de este eclipse al ser el planeta que más aspectos forma en esta ventana de tiempo y el regidor de Pisics, está debilitado en el cielo por una oposición con el Sol y un movimiento retrógrado en un signo en el que se encuentra en detrimento como es Virgo. Júpiter, en su oposición al Sol podrá apreciarse todo el mes de marzo durante toda la noche.

En Pijama Surf entrevisté al astrólogo Pablo Ianiszewski, quien considera que el eclipse dicta que se vienen meses difíciles. Se recomienda cierta austeridad y evitar gastar demasiadas energías. Algo que también parece estar marcado por la astrología china con el año del mono de fuego. En el caso de la astrología védica, ésta coincide con la astrología occidental otorgando a Júpiter (Brihaspati) el gobierno de este eclipse, el cual ocurrirá en la mansión lunar de Purva Bhadrapada, regida por Júpiter y considerada también una región maligna dentro de las 27 regiones del cielo o nakshatras.  

Sabiendo esto y quizás haciendo una conexión sincronística con la celebración de Shiva, el dios que purgó el veneno del mundo, podemos tomar el eclipse como una fecha de destrucción pero en el sentido de purificación y  transformación. Destrucción necesaria para remover bloqueos, resentimientos, hábitos negativos, karmas... y abir los nadis (los canales) para que a partir de la irrigación pueda fluir nueva energía y conciencia (la eterna y arquetípica unión de Shiva y su consorte Shakti, el yoga de la pareja divina que impidió que el veneno siguiera avanzando en el cuerpo de Shiva en el mítico episodio del ordeñamiento del amrita). Un momento tel vez de dejar de resistirse a la destrucción y dejar de apegarse a los falsas elucubraciones de nuestra personalidad. Dejar que el remolino del Shiva danzante (Nataraja) sacuda todo el polvo, el detritus y la ceniza para que pueda instalarse el divino shakti.  Y si las cosas se desploman, tomarlo con la paz que trae el entendimiento. En India y en Nepal en esta fecha se hacen ayunos y meditaciones para purificar, quizás sea un buen día para ayunar u ofrecer algo que nos lleve a purificar, a purgar y a eliminar algunas de las ataduras que nos hacen permanecer en ciclos repetitivos de ignorancia y frustración.