De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una mala alimentación puede disminuir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental y reducir la productividad.
En el primer mes del año muchas personas acuden con un nutriólogo, lo cual significa que dan el primer paso para perder peso; sin embargo, esto no asegura que se tenga éxito. Mejorar los hábitos alimenticios es un problema de toda la sociedad, y no sólo de los individuos que la componen; por consiguiente, se requiere un enfoque poblacional, multisectorial y multidisciplinario.
Es importante considerar que las enfermedades asociadas al sobrepeso u obesidad deben ser vigiladas mientras los pacientes están bajo tratamiento nutricional, y recalcar que los tratamientos son individualizados. Las recomendaciones para cada persona están dirigidas a objetivos particulares conforme la condición y el estado de salud.
De acuerdo con la doctora Tania Nava Ponce, especialista en medicina interna del Centro Médico ABC, al inicio del año es común que los pacientes hagan dieta sin consultar a especialistas. La doctora advierte sobre las dietas que circulan en redes sociales y en internet: "es una irresponsabilidad promover cierto patrón de alimentación que puede tener efectos adversos para la salud".
Si ya estabas en un tratamiento nutricional es importante retomarlo a la brevedad, sobre todo si hubo cambios en el peso o en la composición corporal. Si no se hace algo para intervenir y disminuir el peso extra en los próximos meses, se queda ahí por un tiempo. Lo ideal es acudir a atención médica nutricional y multidisciplinaria de inmediato.
Hay evidencia de que los resultados en la pérdida de peso tienen mayor éxito cuando el paciente tiene apoyo desde diferentes especialidades como nutriólogos, psicólogos, médicos del deporte y actividad física, médicos internistas o endocrinólogos, destaca Nava.
La cirugía bariátrica es una opción para pacientes con ciertos criterios como el peso e índice de masa corporal (IMC), lo que ayuda a clasificar la clase de obesidad: 1, 2 o 3. En este sentido, la cirugía se indica en pacientes de clase 2 y 3 o si se es un paciente con superobesidad, o a los que tengan alguna enfermedad asociada como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, alteración en niveles de colesterol y triglicéridos, apnea del sueño (ronquidos), padecimientos cardiovasculares y algunas enfermedades que se derivan del incremento del peso como reflujo gastroesofágico o incontinencia urinaria, por mencionar algunas.
La cirugía bariátrica no es una salida fácil, aunque es el tratamiento más eficaz, pues se logra hasta el 70% de pérdida de peso siempre y cuando el paciente se comprometa al cuidado posoperatorio, que incluye el cambio de hábitos y una vida saludable.