Los norteamericanos consumen cerca de 8 kilos de tocino al año por persona. De hecho, les gusta tanto que, según las encuestas, 71% de las veces que preparan huevos para desayunar, éstos van acompañados de tocino. ¡Con razón le dedican un día conmemorativo!
El Día Internacional del Tocino tiene dos posibles orígenes. El primero en Bedford, Massachusetts, en el año 2000, y el segundo en Boulder, Colorado, en el 2004. En cualquiera de los casos, esta celebración no oficial no tiene otro sentido que el de reunir a los amantes de este producto y promover su consumo. La fiesta se estableció el sábado previo al primer lunes de septiembre (en el 2017, el sábado 2 de septiembre), día en que en Estados Unidos se celebra el Labor Day.
Pero, ¿por qué aman tanto este producto como para dedicarle un día conmemorativo? ¿Es algo exclusivo de los estadounidenses? ¿Realmente debería promoverse el consumo de esta carne procesada?
Curiosamente, el tocino es una de las carnes procesadas más antiguas, así que, aunque está de moda, los chinos lo comen desde hace más de 3 mil años. Por otra parte, los mayores consumidores de tocino en el mundo son los daneses pero, aun así, son los estadounidenses quienes han popularizado la pasión por estas tiras crujientes que se añaden a todo, desde desayunos dulces –como platos de hot cakes con tocino– hasta sándwiches como el famoso BLT (bacon, lettuce and tomato/tocino, lechuga y jitomate).
De hecho, la palabra “bacon” tiene una raíz germánica en el vocablo “bak”, que refiere a la parte trasera del cerdo. Como sucedió con la mayoría de las palabras, el vocablo evolucionó y, a finales del siglo XVI, ya aparecía en la literatura como bacon, aunque en ese entonces hacía referencia a la carne de cerdo en general.
El tocino es un producto muy interesante porque a la vez que se le ha calificado como poco sano o incluso dañino para la salud, ha gozado de una fama inusual. Así, por ejemplo, es innegable que debe consumirse con moderación, ya que el 68% de sus calorías proviene de grasas saturadas, aporta 30 miligramos de colesterol y hasta 2 mil 500 miligramos de sodio, y consumirlo, como sucede con otras carnes procesadas, aumenta el riesgo de padecer cáncer colorrectal en un 36%. Pero a pesar de esto, fue el primer alimento que Neil Armstrong consumió tras llegar a la Luna; está presente en al menos una de las recetas preparadas en 69% de los restaurantes estadounidenses; tiene su propio culto e inspiró la creación de un movimiento llamado baconmania a partir del cual se han fabricado productos variadísimos inspirados en el tocino, como aromatizantes, mayonesa (baconnaise) y pasta de dientes.
Lo cierto es que el tocino no es un producto mágico, sino que tiene ciertas cualidades que lo hacen adictivo. Una de ellas es el aroma inigualable que produce al cocinarlo. Éste se debe a la reacción química, conocida como reacción de Maillard, en la que intervienen la glucosa, los aminoácidos y las proteínas al entrar en contacto con el calor de la sartén. Por otra parte, al probarlo crea una reacción neuroquímica que hace querer comer más, como si se tratara de una adicción.
Entonces, ya que resulta tan delicioso y aromático, para darle un punto a favor, cabe decir que el tocino aporta colina, un tipo de vitamina que también se encuentra en los huevos, la leche, las nueces y el pollo, y que en el embarazo ayuda al desarrollo cerebral del feto. Finalmente, en Bacon –The Next Health Craze? se discute la posibilidad de combatir la gordura con ciertas fuentes de grasas monoinsaturadas entre las cuales se considera, sí, el famoso tocino.
Esta es la historia, ventajas y desventajas del tocino. ¿Qué opinión tienes tú de él y por qué sí o por qué no lo consumirías?