Es importante tener en cuenta que los niños, sobre todo los más pequeños, requieren de una fuente de energía extra para rendir al máximo, tanto física como mentalmente. Un buen lunch durante el recreo proveerá a los pequeños de los nutrimentos que su organismo necesita para concentrarse, ejercitarse y realizar las actividades escolares.
También se debe considerar que el lunch no sustituye al desayuno, solamente lo complementa, a fin de que los niños no pasen demasiadas horas sin alimento y recuperen la fuerza, energía y ánimo suficientes para continuar con su día. Al mismo tiempo, debe ser un refrigerio ligero para que no interfiera con la comida siguiente.
Ana María González, nutrióloga certificada por el Colegio Mexicano de Nutriólogos brinda los siguientes consejos para que el lunch de los niños sea saludable y equilibrado:
Para lograr que los niños se coman el lunch que llevan, puedes poner en práctica los siguientes consejos:
A los niños les encantan los colores y las figuras divertidas. Puedes decorar sus refrigerios con pedazos de fruta o verdura, o darles alguna forma simpática. Esto lo puedes hacer cada lunes, pueden prepararlo juntos el fin de semana.
Pueden dar distintas formas a los vegetales con cortadores de galletas; preparar bolitas de frutas con limón, miel, yogurt o granola; hacer brochetas con jamón y queso; taquitos de lechuga rellenos con atún; formar bastoncitos de apio con queso crema; preparar sándwiches y cortarlos en triángulos, cuadrados o alguna otra forma para hacerlo más divertido; o preparar gelatinas de fruta en moldes de diferentes formas, etcétera. A veces la inspiración viene de donde menos lo esperes, por ejemplo, puedes sentarte a ver su programa de televisión favorito e inspirarte con los personajes o con lo que éstos comen para preparar algo divertido.
Para que los niños no se harten, procura que el menú cambie periódicamente, por ejemplo, cada semana o dos. Los niños se cansan rápido y, mediante un lunch variado, lograrás incluir una mayor cantidad de nutrientes y lo animarás a que pruebe alimentos nuevos. Es importante que lo invites a participar en la elaboración de su menú. Pueden calendarizar, no les tomará mucho tiempo y te ahorrará dolores de cabeza al momento de preparar su refrigerio.
Siempre es importante involucrarlos, desde la planeación y la compra hasta la preparación, además a los niños les encanta. Es muy probable que lo coman y disfruten más al saber que en esos alimentos está parte de su trabajo. Pueden hacer dinámicas divertidas, por ejemplo, colocar los ingredientes en la mesa y elegir cinco diferentes, con ellos deben hacer un platillo lo más creativo posible.
Ocasionalmente, puedes introducir en su lonchera alguna golosina, como una barra de granola, un trozo de chocolate, una galleta de amaranto o una rebanada de panqué horneado en casa. Aquí el calendario entra de nuevo como recomendación, porque el día de sorpresa puede ser uno establecido, por ejemplo los viernes (o los lunes si es un niño que necesite motivación para amar el primer día de la semana).
Una buena hidratación es esencial para el rendimiento intelectual y físico, así como para el desarrollo del cerebro. El agua natural es la mejor opción; sin embargo, también puedes ofrecerle agua de frutas, de preferencia sin azúcar o endulzada con un poco de miel de abeja o de agave. Lo principal es que le enseñes la importancia de la hidratación y que lo tenga presente.
Es fundamental evitar los alimentos que puedan echarse a perder o que se oxiden con el paso de las horas. Lo ideal es incluir productos frescos, de fácil digestión y preparación sencilla, envasados en recipientes individuales para que no se mezclen. Procura evitar la comida altamente procesada, demasiado dulce o con mucha grasa.