En ocasiones, los paquetes de medicamentos traen una mayor cantidad de la que se requiere para terminar el tratamiento indicado por el médico, y si a eso sumamos el mal hábito que tenemos de automedicarnos, no es nada raro que en casa se vayan acumulando cajas y frascos de medicinas que, tarde o temprano, caducan.
Si en tu botiquín tienes medicamentos cuya fecha de caducidad ya expiró es importante que sepas que no debes tirarlos a la basura ni en el drenaje, ya que constituyen un riesgo para el ambiente, al ser sustancias contaminantes; también para las personas que recolectan la basura, quienes podrían sufrir intoxicaciones, y para los animales, pues podrían ingerirlos mientras buscan comida entre los desechos.
Por otro lado, Rogelio González García, director de operaciones del Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases y Medicamentos A. C. (Singrem), advierte que los medicamentos caducos que son desechados sin ningún tipo de control representan un riesgo potencial para la salud, ante la posibilidad de ser comercializados ilegalmente.
Por estas razones, es importante que no tires las medicinas que han caducado. Como una alternativa para deshacerte de ellas de forma responsable, en México existe Singrem, una organización no lucrativa que gestiona la recolección de medicamentos caducos mediante contenedores que se colocan en sitios públicos concurridos, como centros comerciales, tiendas de autoservicio, farmacias e instituciones de gobierno.
Singrem comenzó a operar en 2010 y desde entonces ha colocado 4 mil 600 contenedores, los cuales se encuentran en las poblaciones de 27 entidades mexicanas. Si quieres saber dónde hay contenedores cerca de tu ubicación puedes usar el buscador de su página singrem.org.mx, donde tienes la posiblidad de filtrar por estado, delegación o municipio y colonia.
Lo que se puede depositar en estos contenedores es: medicamentos caducados o que ya no utilices, así como cajas y envases de medicamentos vacíos o con restos.
Estos contenedores son recolectados periódicamante por la organización, que los traslada para ser sometidos a procesos físicos de trituración y más tarde son enviados al destino final, donde una compañía especializada en el tratamiento de este tipo de residuos se encarga de destruirlos en un horno especial.
Además, este proceso de destrucción térmica ayuda a generar energía que es aprovechada, de modo que los residuos recolectados sirven como combustible alterno para el funcionamiento de los hornos cementeros autorizados para este fin.
Entre los datos que Singrem comparte, destaca el hecho de que los habitantes de la Ciudad de México son los que más medicamento desperdician, con 12 toneladas al mes. Le siguen el Estado de México, con cerca de 8 toneladas; Hidalgo, con 5; Jalisco, con 2.5; y Guanajuato, con 2.4 toneladas. Por otro lado, lo que más se desperdicia son medicamentos genéricos, antiinflamatorios y analgésicos.
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