Toda acción deja una marca concreta en el planeta, la cual contribuye con el calentamiento global originado por la emisión de gases de efecto invernadero (huella de carbono), agota los recursos y degrada la capa de ozono, entre otros.
Una de las amenazas más latentes es el hombre y su estilo de vida, la manera en que se alimenta y la producción de esos insumos. Un solo producto puede tener diversos impactos, en algunos casos es huella de carbono, en otros es huella hídrica, o ambos, según el ecosistema en el que se desarrolle.
Para calcular la huella ambiental de la comida, desde la extracción de las materias primas hasta los residuos tras su consumo, se requiere una gran cantidad de datos, pero ya se desarrollan proyectos para determinarla mediante etiquetas ecológicas (como las de contenido nutricional que ya aparecen en algunos productos).
Con los datos que se obtengan, las compañías podrán diseñar medidas y estrategias para reducir la huella ambiental a través de procesos más eficientes y el consumidor podrá elegir los productos más responsables con el medioambiente.
Pero hasta entonces, los consumidores deben tomar parte de la responsabilidad y tener acciones más conscientes. Para reducir tu huella ambiental con los alimentos, puedes considerar las siguientes recomendaciones:
Con información de Consumer