Vivimos en un mundo en el que las mujeres son acosadas en la vía pública, escuelas, empleos y hasta dentro de sus propios hogares, mientras que la industria de la belleza y los medios de comunicación las bombardean con mensajes que minan su autoestima y las hacen sentir que su valor se encuentra en qué tan atractivas resulten para los hombres.
En un entorno tan hostil para las mujeres, la sororidad, que podemos definir como la unión solidaria entre las mujeres para empoderarse y cuidarse unas a otras, es una forma no sólo de luchar contra el machismo cotidiano sino incluso de sobrevivir. Una mujer sin redes de apoyo es un víctima fácil de la violencia de género. Y parte de esa violencia inicia cuando el sistema nos hace enemistarnos unas con otras.
Somos educadas para mirar con recelo a las demás, para compararnos con ellas y competir, ¿por qué?, porque para el sistema es más sencillo mantenernos bajo control cuando no estamos unidas entre nosotras. Al practicar la sororidad descubrimos que juntas somos poderosas y enfrentadas somos sometidas.
Practicar la sororidad te permite liberarte de los estereotipos machistas que dicen que las mujeres nos envidiamos y no podemos ser amigas, de la necesidad de "ser mejor" que las demás y de las relaciones de amistad tóxicas que sólo comparten críticas y odio hacia otras mujeres. Significa por fin encontrarte con un espacio seguro donde puedes dejar de esforzarte por cumplir las expectativas que te dicta el patriarcado y ser tú misma.
¿Cómo comenzar a practicar la sororidad?
También lee: 5 cosas que debes aprender para criar una hija