El acoso callejero es un tipo de violencia contra las mujeres que abarca desde miradas lascivas, chiflidos y comentarios hasta acercamientos físicos con fines sexuales hacia las mujeres en los espacios públicos. En la Ciudad de México, 7 de cada 10 mujeres mayores de 15 años han declarado haber sufrido acoso callejero alguna vez en su vida. Muchas mujeres sufren episodios de verdadera angustia cuando tienen que transportarse solas por la ciudad, lo que afecta no sólo su calidad de vida sino el ejercicio de su libertad de tránsito.
No sólo eso, el acoso callejero que padecen la mayoría de las mujeres podría estar agotando sus mentes y minando su rendimiento intelectual. El psicólogo social J.F. Baumester, ha realizado estudios alrededor de un nuevo transtorno psíquico llamado angustia de la decisión que consiste en el agotamiento mental que trae consigo la necesidad de tomar decisiones constantemente. ¿Cómo afecta esto a las mujeres en la vía pública? Muy sencillo, desde que una mujer se viste por la mañana antes de salir de casa, su mente ya se halla resolviendo posibles situaciones desagradables que podrían presentársele. No sólo elige la blusa del color que más le guste, sino que se pregunta si no será muy escotada o corta, repasa mentalmente su trayecto y considera los posibles peligros o consecuencias de usarla o no usarla ese día. La operación se repite cuando sale a la calle y elige el lado de la acera, si tomará o no una calle solitaria, si cruzará o no frente a una construcción, etc. Para cuando llega a su destino se encuentra absolutamente agotada y no sabe por qué. Y la respuesta es que su cerebro lleva toda la mañana resolviendo problemas o protegiéndola.
La mayoría de las mujeres no son conscientes de lo cansado que resulta vivir alertas en todo momento. Esto es algo que los hombres rara vez experimentan y que para ellas es una condición normal de su experiencia en el espacio público. Esta angustia de la decisión podría ser la causante de la fatiga crónica que experimentan muchas mujeres cada día al enfrentarse a una sociedad hostil de la que sienten que deben defenderse. El acoso callejero es violencia y la violencia tiene consecuencias, algunas más visibles que otras pero todas igualmente atroces para las víctimas.