Los humanos buscan agruparse entre sus semejantes, siempre en búsqueda de la compañía de otros. Los amigos, la pareja, los compañeros, cualquier grupo para compartir y dejar a un lado la soledad. La preocupación de muchos es estar solos, aunque nadie nace predestinado a estarlo.
La diferencia entre las personas populares y las que casi no tienen amigos radica principalmente en características de personalidad, en el temperamento y el carácter de cada persona. Para algunos, las relaciones interpersonales se dan con facilidad; estas personas pueden entablar conversaciones y mantener amistades de muchos años. Por otro lado, están los que tienen problemas con el contacto social y que no saben qué decir durante la interacción social.
El contexto también influye. Ni una persona con predisposiciones genéticas a ser tímida está condenada a tener pocos o ningún amigo, ni alguien con facilidades para socializar desde la infancia tiene por qué ser muy popular siempre.
Las razones por las que alguien no tiene amigos pueden ser muy diversas. Intervienen factores de crianza que provocan inseguridad y también factores biológicos; por ejemplo, el autismo está asociado a la carencia significativa de amigos.
El psicólogo Andrés Carrillo señala algunas de las causas más frecuentes por las que una persona no tiene amigos.
Ser tímido o retraído al contacto social puede llevar a una especie de aislamiento voluntario del cual cuesta mucho salir; los tímidos prefieren permanecer en una zona de confort, en vez de exponerse a una situación social que pueda ser incómoda.
Para quienes están acostumbrados a llamar la atención constantemente, las conversaciones deben girar en torno a ellos o, de lo contrario, no se sentirán cómodos.
Es difícil ser amigo de una persona que se irrita con demasiada facilidad. A la menor provocación reaccionan con violencia; esta puede ser verbal, física, psicológica o aún peor: una combinación de todas. Tienen poca tolerancia a la frustración y la consecuencia de esto es la dificultad para hacer amistades.
En este caso, la mayoría de las emociones se centran en complacer a otro, de quien se tiene dependencia emocional, y dificilmente alguien con este problema podrá tener relaciones sanas.
El mentiroso patológico por lo general aparenta tener una buena relación con sus semejantes y parece ser capaz de crear vínculos sociales abundantes, pero esto no es real. Las mentiras impiden establecer relaciones sociales de calidad.
Es posible incrementar los círculos sociales de una manera saludable y establecer relaciones duraderas. Cuando de amigos se trata, es más importante la calidad que la cantidad. Carrillo comparte las siguientes recomendaciones para lograrlo:
Finalmente, recuerda que cuando se trata de amigos, la calidad suele ser más importante que la cantidad. Así que si tienes pocos amigos, pero siempre te brindan su apoyo, lealtad y compañía, y si te sientes a gusto con ellos y con el número que son, no necesitas más que fortalecer esos lazos para que sean duraderos.
Con información de Psicología y Mente