Ante la pérdida de un ser querido, ya sea tuya o de alguien cercano, es complicado saber cómo reaccionar con tu entorno. Se trata de un momento sumamente vulnerable y delicado para todos los allegados. Dar condolencias a un familiar o amigo puede significar arriesgarte a causar ofensa o herir emocionalmente. Aquí hay algunos consejos para hacer este proceso más sencillo y de la mejor forma posible:
No lo planees para sobresalir
Dar el pésame no se trata de decir una frase perfecta que se quede en la memoria, y mucho menos de tratar de hacer aportaciones no solicitadas. Es simplemente expresar tu voluntad de apoyar a esa persona en un momento tan difícil como es que un ser querido parta del plano terrenal. Tu misión es hacer que se sienta reconfortado.
Sé espontáneo
Es natural que quieras planear lo que vas a decir con antelación, precisamente para no cometer un error y decir algo fuera de lugar. Pero si te descubres a ti mismo en la planeación de un guion mental detallado, quizá exageras. Sólo te vas a sentir más nervioso y te notarás poco sincero con tus palabras. Piensa en algo sencillo, desde el corazón y no te extiendas mucho.
No asumas cómo se siente el otro
Evita a toda costa hacer estimaciones sobre el dolor que siente la persona a quien das condolencias. Es obvio que es un momento muy triste y sobra recordar el dolor de la pérdida. La idea es hacer sentir mejor, no lo contrario.
Simplifica
Olvida los convencionalismos, el protocolo y otras formas enredadas de comunicación. Sólo sé honesto. Dar el pésame debe ser algo fluido, quien escucha no tiene por qué hacer esfuerzos innecesarios para ponerte demasiada atención.
Elige un buen momento
El contexto en que lo hagas es fundamental para dar forma a tu mensaje. Procura no interrumpir ni incomodar a la otra persona al elegir un momento donde tiene prisa, hay mucha gente presente o es requerida en otro sitio.
No fuerces el contacto físico
Debes saber identificar si la situación y tu relación con la persona en cuestión se prestan para dar un abrazo, un apretón de manos, un gesto amistoso al tocar el hombro o ninguna de las anteriores. Aquí entran en juego la cultura, la cercanía y tu intuición.
No esperes respuestas largas
Tu interlocutor no debe sentirse presionado a explicar cómo se siente ni otros detalles del evento. Mantén tus comentarios cortos y observa si existe un deseo de desahogarse o simplemente platicar.
Con información de Psicología y Mente